lunes, 29 de diciembre de 2008

No puedo creer que lo hayan inventado!

Inauguramos esta nueva sección itinerante con carácter epistolar que constará de varias entregas (posiblemente sólo una, porque con esto que hemos encontrado superarnos lo veo complicado), por si alguien no lo sabe (irán al infierno por ello, amigos), 'No puedo creer que lo hayan inventado' es el programa televisivo que presentaba el mítico Troy McClure en los Simpson, más conocido por su participación en películas como 'Marque A para asesinamiento' o 'El secuestro de la nuca del presidente'. En él, con la ayuda del Dr. Nick Riviera, se dieron a conocer grandes inventos que cambiaron para siempre la faz de la tierra como el liberador de zumo. Ahora nosotros tomamos el relevo con:

El Memory Musical de Educa

Sí, ya sabemos que muchos esperaban algo más apocalíptico, como un nuevo disco de Emilio Aragón, pero es que en algún armario recóndito de este personaje que les escribe se ha encontrado este tesoro, esta pieza de coleccionista, una alhaja directamente venida de los 80 para el regocijo de todos.

Memory Musical de Educa

Pero vayamos por partes, primero expliquemos en qué consistía el juego éste, una actualización del solitario de toda la vida que era lo más de lo más entre la muchachada pre-brian training y pro-mullet. El funcionamiento del juego era tan complicado que podían participar una o dos personas con las mismas reglas (e incluso tres y cuatro, depende cómo fuera tu habitación de grande), en concreto, había una serie de fichas cuadradas con una foto o motivo artístico (en este caso grupos y artistas de pop y rock de los 80), todas se ponían boca abajo y la cosa empezaba con uno de los participantes levantando una de las fichas y después otra. Si tenías suerte y coincidía, pues te llevabas la pareja a tu rincón. Si no, pues tenías que hacer uso de la memoria para ir recordando las localizaciones de cada ficha (de ahí el título, que no estaba puesto porque sí, que esto es un juego educativo que rivaliza con el Teto en cuanto a aceptación en nuestro país). Al final, el que tuviera más parejitas ganaba y podía compararse con la labor de Jesús Puente en 'Su media Naranja'.

Frente a este reglamento tan poco atractivo, lo más molón era introducir ligeras variantes, como buscar las mejores formas de hacer trampas a tus amigos,; ya fuera aprovechando la distracción generada por salidas al baño o los suministros de bocatas de nocilla o panceta (según gustos.) Estas trampas solían derivar en discusiones, peleas y variedad de broncas maternales, lo que podría llamarse como la evolución estándar de los juegos de mesa infantiles. Claro que todas estas variantes carecían de interés cuando se jugaba en solitario.

La convocatoria

Pero vayamos a lo verdaderamente importante ¿qué tiene este juego para que inaugure esta sección? Porque el funcionamiento del Memory tiene el mismo atractivo que el tragabolas tras los dos primeros minutos de juego y su espectacularidad en la presentación no tiene nada que ver con el Atmosfear, por poner. La respuesta a tan trascendental pregunta está en los protagonistas del juego: los más mejores artistas con pelo de Hollywood de la música de los 80. ¿Dónde podían reunirse Elton John, Miguel Bosé, Freedy Mercury, Stevie Wonder, Duran Duran o Simply Red (además de en el Live AID, claro)? Pues en el Memory de Educa, que cuesta mucho más barato que cualquier concierto organizado por Bob Geldoff.
Dicho lo cual hagamos un repaso de la lista de convocados y de su situación en ese momento (amén de la foto con la que pasaban a la historia del Memory).


Memory Musical de EducaAquí: Croissant, Souffle, Creperie y Café Olé. Si ustedes han visto Top Secret, sabrán a lo que me refiero...




- Wet Wet Wet: en esos momentos todavía no era la banda sonora favorita de todas las bodas de mediados de los 80 (gracias a la versión de Love is Around), pero se conformaban con tener que soportar sesiones de fotos patrocinadas por Agatha Ruíz de La Prada, cuidado con los ataques de epilepsia ante tanto colorín chillón.

- Simply Red: en su encarnación más ochentera: gorrito Amish, flequillo rizado, pelirrojo e imposible y cara de pocos amigos (aunque luego hiciera soul pop)

- Paul Young: mundialmente conocido en los 80, en los 90, su cinta de cassette con sus grandes éxitos era la preferida de nuestra profesora de inglés para hacernos listenings... razón por la que no podemos ni ver a este buen hombre.

- Bono (u2): por si alguien se lo preguntaba, el carisma de Bono ya estaba presente en los años 80. Aquí es el único componente de su grupo en la foto, si fuera otro diríamos que es pura casualidad, pero siendo Bono, ya sabemos que es cosa del carisma.

- Kiss: sin duda, los que menos esperarías que aparecieran por aquí y lo que es peor: salen sin maquillaje. Esta imagen podría sustituir al coco en las pesadillas de muchos chicos y chicas.

Madonna: aunque ahora nos parezca mentira, Madonna fue joven, en vez de una señora que parece joven, una vez estuvo casada con Sean Penn en vez de Guy Ritchie. En la instantánea aún no le daba a la cábala.

Joe Cocker: el elemento viejuno del Memory. Su participación es entendida por su éxito con la banda sonara de 'Nueve Semanas y Media' y porque había que darle salida a esa camisa, a juego con el fondo de la foto.



Memory Musical de EducaSólo una mente enferma podía juntar en un juego a Sting, Kiss y Elton John, ¿y la compañía se llamaba Educa? Todo muy sospechoso...




David Bowie: que por los años ochenta debía estar en su decimotercera encarnación, aquí aparece con un estilo desaliñado, pero informal y portando tirantes, que siempre es un plus.

Elton John: la foto supera cualquier expectativa: gafas de sol más grandes que el PIB de las Seychelles, cara de muchas circunstancias (pero muchas) y ¡pelo! Sí, pelo. Elton John en los ochenta lucía cabellera, háganlo saber a sus amistades.


La selección española y tal

Con la orfandad de frases míticas que nos ha dejado Luis Aragonés (las echamos de menos), pasamos revista a los artistas españoles invitados a participar en esto:

- Marta Sánchez: época post olé olé, pre operaciones variadas. Algunos dirán que imitaba a Madonna cosa fina, pero también podría ser una instantánea de un anuncio de desodorante, vaya usted a saber.

- Miguel Bosé: o Sting, todavía no soy capaz de diferenciar quién es quién. Misterios de los años 80 y Corporación Dermoestética.

- Mecano: de nuevo la tijera del que recortó las fotos vuelve a hace estragos, ¿interpondrá una demanda José María Cano? Yo lo haría.

- El Último de la Fila: columna vertebral de la selección. Manolo García en esos momentos no había sido aquejado por el síndrome de 'hago siempre la misma canción'.


Los 80 son nuestros:

En esta categoría podríamos meter a Black (ese tío triste y siempre de negro, cual Johnny Cash taciturno, con su Wonderful Life), Rick Astley (el capricho de las nenas antes de que llegaran New Kids of The Block), Terence Trent D'arby, Samanta Fox (que entra en la selección por ser el mito erótico masculino de los 80 junto a Sabrina), The Communards, Duran Duran...

Memory Musical de EducaLas fotos están difuminadas para salvaguardar la honrilla de algunos de estos elementos que reniegan de sus pintas ochenteras. Nada tiene que ver con la nefasta cámara de mi móvil o las prisas


Los grandes


- Freddy Mercury: también bastante raro que no aparezca con Queen, pero por otra parte era la época de Barcelonaaaaaaaaaaaa y de las canciones en solitario. También sale sin bigote, lo que nos hace sospechar que lo mismo no era él.

- Bruce Springsteen: en plena locura con el Born In the USA. La foto es la que le mejor le describe: cinta en el pelo de Daniel San, camisa sudada, telecaster al viento y postura forzadísima (vaya encuadre!).

- Stevie Wonder: estamos en la época del 'si bebes no conduzcas'. Como decía Barry en la película de Alta Fidelidad, cómo pudo destrozar una carrera brillante un músico así. Se lo perdonamos todo, porque en los 70 era el amo.

- Michael Jackson: negritud, rizos por la frente, sombrero de paja. ¿Qué será lo próximo? ¿Elton John con pelo? Espera que eso ya lo tenemos...

- Tina Turner: tras su aportación a 'Mad Max III (más allá de la cúpula del trueno)' aparece en el Memory, en estos momentos no sabemos si estos dos hechos están relacionados, esperemos no saberlo nunca.

El resto: cual jugadores de relleno también aparecen en el Memory: Sting, Depeche Mode, Rod Stewart con cara de poco amigos, Eros Ramazzotti, George Michael con pose de filósofo... todos amigos y residentes en Madrid.

Aquí lo tienen, esta es una selección y lo demás son tonterías. Con este equipo se puede alcanzar cotas importantes, está conjuntado, equilibrado, con ganas de dejarse la piel en el campo y se me acaban los tópicos futbolísticos. En realidad creo que la única vez que jugué con esto duré cinco minutos. Ese ejemplo explica las toneladas de diversión que arrojaba este juego, pero una selección así necesitaba un comentario. Eso y que se nos ocurría una mejor peor manera de iniciar el año. Perdónenos, que no sabemos lo que hacemos

Feliz año garajero a todos

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin

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jueves, 18 de diciembre de 2008

El macarra que tanta gente oculta

The Forty-Fives - Fight Dirty (2002)


Si en el mundo no existieran macarras, éste sería mucho más aburrido e insulso, que duda cabe. Si además no existiera gente con patillas, ni siquiera los levantamientos del dos de Mayo hubieran tenido sentido. Si estas dos cualidades las quitamos del mundo del Rock And Roll nos quedaría un panorama desolador, sin grupos de música excitantes y el tonti-pop por bandera. Ya que en garajeland no tenemos que seguir la política de empresa del Ministerio de Fomento, no ocultaremos el segundo trabajo de The Forty-Fives, grupo de gran inspiración en el patillas que representaba Alfonso Arús y que nos produce esas sensaciones tan agradables que el mundo garajero y rockero es capaz de producir.


Atlanta es una ciudad muy conocida porque nutre a medio mundo con los refrescos que se mezclan con esas bebidas que te mantienen medio ebrio. La formación original de los chavales a la sombra de ese famoso refresco incluye a Bryan Malone como guitarrista y cantante, a Mark McMurtry como bajista, y en último lugar (como siempre) a Adam Renshaw como batería. El grupo se va curtiendo como trío por locales de vida alegre mientras comparten su gusto por grupos como los Who o los Kinks y con muchas ganas de recuperar el añejo Rock and Roll de Chuck Berry. Corre finales de los noventa, y pulir el áspero sonido rockero del trío les hace ingerir alguna sustancia que haga dar un paso más en su sonido. Toda gran banda necesita su propia química especial, y Trey Tidwell era un gran químico, uniéndose al grupo con un Hamond B3 y encuadrando al conjunto para la grabación de su primer álbum.


Esas caras corresponden a la espera de un pincho-tortilla con la cerve


En Get It Together, entran y salen del estudio a la velocidad a la que Homer hace gimnasia mientras intenta despegar la piruleta de su espalda, lo que les vale un resultado de Rock a la antigua usanza. Para demostrar sus influencias se pasean en los conciertos demostrando que en sus preferencias está el fantasma de lo que hacían en directo los Detroitianos (que los niños no pongan en el trabajo del cole este gentilicio) MC5 y The Stooges. Homenaje en forma de canciones al llamado Revival Garaje que ya había comenzado bastantes años antes. El siguiente trabajo es el aquí expuesto, “Fight Dirty”.

Cuanto daño hizo Curro Jiménez a los que tuvieran semejante presencia


Sobre las canciones del disco poco se puede contar, la guitarra y la voz de Malone con las ganas y la mala leche del zapato de Bush en “My Kind Of Girl” o “Trying To Get Next To You”, un grupo de locos en “The Devil Beats His Wife”, chillones en “Out Of My Mind” y algo más tiernos en “Follow Me Down” y “Never Gonna Leave Here”. Lo que si abunda es el enérgico garaje y dosis del irreverente rock más underground. Como pasa casi siempre el R&R es actualmente muy criticado por las revistas indies que tanto abundan en los bares, pero unos minutos de descarga son tan bien recibidos como una buena anchoa del Cantábrico (hay que caer bien al presi Revilla).



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viernes, 12 de diciembre de 2008

Robert Pollard y la salvación del Pop


Guided By Voices
Guided By Voices - Alien Lanes


En algún momento de la vida personal de cualquier señor de Tordesillas con una afición media por el trabajo y un gusto exquisito por el vinilo surge un pregunta importante: ¿los calcetines tienen asignados un pie en concreto?, es más, ¿me cargaré de un plumazo el orden del universo si por casualidad me equivoco? Posiblemente usted nunca se ha hecho tal pregunta, pero conviene cuestionarse primero las pequeñas cosas antes que las grandes. Mejor pensar en calcetines que en quién es el elegido para esto y aquello o que hay que ver cómo pesa el anillo. El protagonista de nuestra historia sí ha tenido que afrontar esas dificultades, hablamos de Robert Pollard y de su grupo, Guided By Voices.

El bueno de Robert era profesor de instituto a tiempo completo y apasionado y prolífico compositor de melodías (más de 1.000 tiene registradas el amigo) a tiempo parcial, empezó con el heavy metal, pasó por el powerpop, un poco de post-punk, sin olvidar el rock industrial y una pizca de pop (menú del día, ya saben). Todo muy normal, hasta que un día la duda empezó a buscarle como si de un libro prestado que no encuentres se tratase. Así, mientras todos nosotros nos levantamos ojerosos, nos desperezamos, subimos el despertador y apagamos la persiana (o al revés) Robert empezaba a caerle una gota de sudor frío por la espalda pensando si le tocaba a él ser el salvador del Pop y, lo peor de esto, qué teclas debía tocar para hacerlo. A menudo, la línea que separa la genialidad del anonimato es muy fina y, por desgracia, la diferencia de estar en uno y otro lado depende la visión de un tercero...

Por ejemplo, nosotros hemos tenido ofertas del New York Times, De Mojo, del Washington Post (una oferta para que dejemos de pedirles trabajo o llamarán a la policía). Robert Pollard, sin embargo, ha vivido sin encontrar un mecenas hasta muy tarde, y ha tenido que currarse su propia carrera musical con su talento y una fe que haría palidecer la de un rabino.

Robert Pollard
Robert Pollard: "mis modelos en esto de la enseñanza siempre fueron Imanol Arias en 'Querido Maestro' y Francis Lorenzo en 'Compañeros'"


Y todo esto sucedió en 1980, cuando la banda se formó en Dayton (Ohio) mediante una serie de increíbles casualidades (como ser amigos, vecinos y que te guste por igual el rock, el punk y el pop) son honrados trabajadores por la mañana y maleantes, criminales de guerra y provectos hombres por la noche, es decir, músicos. Con una facilidad inusitada, Pollard y los suyos, graban casi cuatro discos tan seminales como este que nos ocupa. Se dice que Robert tenía la misma facilidad para sacar melodías que para encontrar complementos circunstanciales de modo a todas las frases que se le pusieran por delante. Tras otro magnífico esfuerzo, Propeller (1992), del que sólo se imprimieron 500 copias y cierto renombre en el circuito de bandas universitarias (del que REM y Sonic Youth también formaban parte), Matador Records decide apostar por ellos, Guided By Voices lanza entonces el glorioso Bee Thousand, donde llevados por aquella vez donde echabas una moneda de 25 en la recreativa y te ponía '99 credits', trataron de aprovechar la oportunidad dejando 20 temas en el disco y obteniendo una crítica muy positiva de la revista Spin. eso nos lleva a Allien Lines, segundo disco en la independiente y que supera el récord anterior con 28 canciones.

¿Y cómo es el disco? Pues una maravillosa sensación de espontaneidad, grabada con pocos medios (o sería más justo decir que con los necesarios), una reducción premeditada de los complicados mecanismos del pop a una sencilla melodía de poco más de un minuto. Pongan a Robert Pollard al frente del Gran Colisionador de Hadrones, lo reducirá todo a un 'consiste en lanzar aros'.

Guided by Voices conciben su música como pequeñas ráfagas, fáciles de asimilar pero que llenan por completo. Así es 'A salty salute'; una corta introducción difícil de explicar: suena mal y bien al mismo tiempo; un gran trozo de melodía envuelta en una voz quebrada, una guitarra sencilla y una batería más cercana a una caja de ritmos. 'Evil Speakers' sigue la misma senda, mientras que 'Watch Me jumpstar' introduce una guitarra furiosa y un coro tan beatle que sería una delicia escucharlo en la voz del tío Macca. Tan rápidas como las canciones son las variaciones de estilo. Nunca sabes que te vas encontrar tras la puerta número 2, lo mismo aparece una melodía deliciosa propia del pop-chicle de los 60 como 'They're not witches', la emparentada con REM 'As we go up, we go down' o una auténtica maravilla como 'Game Of Pricks', responsable de que el disco realmente anide en tu cabeza para siempre.

Guided By VoicesEstas son las caras que se les han quedado al grupo tras saber que los Reyes no les van a traer la casa de Mickey Mouse que pidieron, por si no lo saben está tan agotada que su existencia es un simple rumor en las tiendas

Si cuando se hacen las listas de las mejores canciones de la historia se siguieran unos motivos relacionados con la calidad y no se rigiera todo por la ley d'Hont, Gaspar Llamazares estaría requetecontento y 'Game of Pricks' debería obtener un puesto alto. Probablemente sean los 1:33 minutos mejor empleados de tu vida, junto con aquella vez en que una división te salió sin decimales y todo porque aúna melodía irresistible por un lado y una especie de grabación claustrofóbica por otro; más propia de la calidad de los auriculares que te dan en el AVE, pero capaz de emocionar al más pintado. La canción te engancha por la solapa desde el primer momento, cortando la melodía como hacían los mismísimos Beatles en 'Can't Buy My Love' y termina con una de las frases más acertadas de toda la carrera de gran letrista de Robert Pollard: "And I never asked for the truth But you owe that to me" (Nunca te pedí la verdad, pero me la debes). Ahí es nada. Si han notado que la canción me gusta, de perspicacia van muy bien.


Pero no se vayan, estamos al principio del disco, todavía pueden disfrutar de la tranquila y fronteriza 'The Ugly', joyas como 'A Good Flying Bird', que fusiona la música popular de ambas orillas del charco, el homenaje a la honestidad brutal de las canciones de Lennon que es 'Pimple Zoo', pero orientando el tiro como lo haría Weezer. El disco puede que se pierda en un marasmo de canciones que sólo empiezan y terminan, a las que les falta el nudo, pero cada una supone una vuelta de tuerca al pop, original y revisionista a la vez, el pop de toda la vida -que como el bigote de Jose María Iñigo- no desaparece nunca. Así es, por ejemplo, 'Motorway', que convierte al grupo en unos Jam sin la urgencia de finales de los 70, pero manteniendo la regla de no ofrecer una canción de más de tres minutos. La estrategia de Robert Pollard le quitaría el premio Culebroni al bueno de Joey Tribbiani, porque el disco consigue que esperes al siguiente corte con verdadera ansia.

Robert Pollard: "No os entusiasméis, que hay que devolver la Vespa antes de que se den cuenta de que no somos Mocedades"

Allien Lines es, incomprensiblemente dada la cantidad de canciones que lo forman, un disco para escuchar de un tirón. No exige comprensión ni la experiencia de Otto con las drogas alucinógenas, solo relajarse; es simplemente pop, pero sonando a The Clash como en maqueta, a los Beatles en Lo-fi, a algo nuevo, a algo viejo y a algo azul (se me va, perdonen). Guided By Voices son dignos miembros del egregio club de la pirindola fundado por mi compañero 61&49. Quizás no sea el álbum más perfecto ni el que mejor suena del grupo (sí, parece grabado con el micro de mi primer Sony), pero es un disco mágico. En el pop suele ocurrir que cuando un grupo que aparentemente sólo conocías tú se hace conocido pierde parte de la magia que tenían, parece que no nos gusta compartir nuestros secretos. Con Guided By Voices no ocurre así, cada disco suyo está vivo, siente, piensa y te pediría la paga si te descuidaras. En definitiva, puede que Robert Pollard (junto con Mitch Mitchell y Tobin Sprout, autores de muchas canciones) no salvaran el pop, pero nos dieron 28 formas de hacerlo y si ha logrado que leas hasta aquí y que te hagas con un disco como éste (si lo encuentras claro) han estado muy cerca de conseguirlo. Estar muy cerca de conseguirlo es más de lo que podemos decir la mayoría.

Aquí, la versión del disco de Game Of Pricks





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jueves, 11 de diciembre de 2008

Contacto con Tacto (V): Osaka Monaurail

Sala Caracol (Madrid) – 7/11/2008


Rescatamos este concierto que teníamos algo olvidado en algún lugar entre el verano y la navidad. Corría el mes de Noviembre y como nosotros somos muy previsores hicimos acopio de Mahou antes de que los centros comerciales se llenasen de familias enteras buscando gambas pálidas y algún que otro chándal de tactel. Un par de días más tarde y con nuestro aspecto muy similar al de Beavis y Butt-Head se presentó la señorita diseñadora de este bloc y nos agarró fuertemente del brazo para que fuéramos a la penúltima visita a España de los Osaka Monaurail.

Para definir algo al grupo en breves palabras: Osaka Monaurail se trata de un combo formado por ocho o nueve músicos (yo es que más del siete me pierdo) que realizan unos conciertos basados en la energía que desplegaba James Brown sobre las tablas, con unas cuantas versiones del susodicho y temas de propia cosecha; con la particularidad de que estos elementos no vienen de Chicago, ni de Nueva Orleans, ni de cualquier lugar con un mínimo vestigio de Soul, sino que proceden de Japón. Soportamos algunas burlas de los más escépticos sobre el tema de ir a ver a japos que azotan este estilo tan poco asociado al país donde el medio de transporte es el terremoto. Cosas de la globalización pensaba. ¿Pero acaso no triunfaron Los Del Rio en medio mundo? El señor Efraín “Purple Rain” (gran experto en este tipo de saraos Funkis) nos recomendó sobremanera la asistencia y allí nos presentamos en una llenísima Sala Caracol.


Osaka Monaurail Si cuentan desde la izquierda salen ocho muñecos de cera, si lo hacen desde la derecha más o menos los mismos

Con cierto retraso como es habitual, sale a escena el grupo, que sin el cantante presente se van cascando temas instrumentales con un sonido tan perfecto que parecía un Playback de Bustamante. Con dos guitarristas con apego por el Blues, sección de viento que bailaba con una coordinación de ingeniería periodística y los correspondientes bajista y batería haciendo las delicias de los amantes del ritmo. Mientras, evaluábamos la posibilidad de que el cantante fuera otro japonés del estilo anterior (educado, tranquilo, etc.). Para variar nos equivocamos de pleno. Nakata Ryo sale como una especie de ciclón que no deja de chillar por cada esquina del escenario, bailando hasta cansar a los chavales de Fama e imitando a James Brown en la tan famosa tijereta abre piernas que hacía en sus conciertos. Tras un derroche de energía que nos borró de un plumazo lo inusual de la formación, una sorpresa más: Nakata domina el órgano a la perfección, aunque de vez en cuando no controle el nervio y se levante para aporrear cualquier cosa que sirva de percusión.



Osaka Monaurail Nakata debió perder una invitación para una tienda de productos extremeños, se pasó todo el concierto girando de lado a lado del escenario


Y así fue marchando el tema, canciones de James Brown, composiciones de los propios Osaka, una increíble versión del “Walk On By“ de Isaac Hayes y una agradable sensación final mientras uno por uno los músicos se despedían con un treinta por ciento más de las reverencias habituales. Compra y firma de algún disco al terminar, y un bailable (a la par que lamentable en nuestro caso) “Blame It On The Boogie” de los Jackson Five sonando en la sala. Atrápenlos vivos si pueden. Como decía Nakata durante todo el concierto: “Always From Japan”.



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jueves, 4 de diciembre de 2008

Cuando estás en la muchedumbre punk


The Jam - All Mod Cons (1978)


Me disponía a escribir sobre uno de los discos del que más se podría escribir, pero a la vez uno de los que menos insustancialidades nuevas podía aportar. Ya pensaba en juntar a un grupo de intelectuales formado por un par de directores, dos actrices, un actor, un alemán, un italiano y un español (y el español gana en el chiste) para que me dieran consejo de que se podía contar sobre el singular disco de los Jam, All Mod Cons. La reunión no me aclaró nada, salvo que si alguien que esté leyendo esto quiere ser la nueva actriz de Julio Medem tiene que hablar con voz de susurro (que da como más empaque a la interpretación) y que como habitualmente mandan los tontos pues sería yo mismo el que iba a comentar lo que quisiera (que para eso el ordenador es mío).

Weller le está contando a Foxton ese chiste de Paco Aguilar sobre eshó dó Mariconé que se encuentran en el puente Triana...

Situar el All Mod Cons en el circuito histórico es sencillo: Es 1978. Thatcher “soy amiga de Reagan” está a punto de ser presidenta en una Inglaterra asolada por el paro, el colapso de los servicios públicos, el sector industrial muy quemado (y no metafóricamente) y donde Benny Hill lleva un tiempo persiguiendo a señoras pechugonas. Si a todo esto le añadimos unos chavales que andan cabreados con el asunto, tenemos el embrión perfecto para que muchos grupos sigan las premisas del punki que acababan de importar los Ramones: Música visceral muy poco preocupada por virtuosismos instrumentales, pocos medios para editar las canciones, mucha mala leche, mamporreros en sus letras, imperdibles donde se pueda o camisetas corroídas pese a la regañina correspondiente de las abuelas.

Se podrían citar numerosas bandas británicas que cumplían el abecedario del imperdible: los Sex Pistols, The Clash, Buzzcocks, Sham 69 o Stiff Little Fingers y un buen montón que se dejan llevar por la inercia del momento musical que se vive. ¿Pero qué es de The Jam? Sus influencias no están en los Ramones pero si en los Who o los Kinks, son buenos instrumentistas, venden bastante y en una compañía importante, tienen mala uva pero Paul Weller realiza unas declaraciones en favor de la reina, sus letras son potentes pero a la vez más afiladas, y para colmo son elegantes a la par que urbanos. All Mod Cons se encuentra en el punto medio donde se mezcla la energía y frescura Punk con las Rickenbacker que han rescatado Weller y compañía. Poco importa que etiqueta poner al disco o las peleas de Weller con Sid Vicius o los Clash, el resultado es tan bueno que dan ganas de ver bailar a la Obregón el David Watts.

Nada mejor para parecer urbano que fotografiarse junto al contenedor de residuos orgánicos


Paul Weller tiene veintiún años cuando se graba All Mod Cons, pero es muy posible que el no tener un teléfono móvil con mp3 le haga concentrarse en unas letras que hablan del neofascismo inglés con inspiración letrística en Ray Davies (“Down In The Tube Station At Midnight”), se ríe de la cultura punk en “A Bomb In Wardoour Street”, o de sí mismo y la vida de estrella pop en “To Be Someone”. Otras canciones dignifican el pop como “The Place I Love” o “Mr. Clean”. El guiño psicodélico de “In The Crowd”. Dos canciones acústicas para momentos tan especiales como una cena con botella de vino al corcho (“English Rose” y “Fly”). Bruce Foxton parece estar en un estado permanente de gracia (me recuerda mucho a mí cuando una vez que casi apruebo un test contestando con los ojos abiertos, pero a lo bestia), junto a Rick Bucker agitando caderas en la sección rítmica de “It´s Too Bad”.

Pese a que muchos grupos del modernismo inglés en los noventa han intentado chupar la energía vital de este disco, la falta de talento de la mayoría no ha hecho sino engrandecer un poco más la leyenda de All Mod Cons. Pese a lo que diga el New Musical Express, siempre es buen momento para acercarse a este disco, y si aún no lo has hecho, en cuanto se me quite la vaguería lo subo a la red que tanto gusta a los grupos gili-mantas que se venden en el top-manta.


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jueves, 27 de noviembre de 2008

Cuando el infierno se congele ( II )

The Replacements

No encarnen la ceja (a menos que necesiten sentirse como en 'Quieres ser millonario') si la siguiente afirmación les parece exagerada: Los Replacements pueden ser la banda más importante de los 80, y también una de las más desconocidas.

Realmente habría que decir que el grupo que fundó Paul Westerberg en 1979 caminó demasiadas veces entre el fino hilo que separa la genialidad del desastre más absoluto. Algo así como cuando montas una fiesta en tu casa y parece ir estupendamente, como si de una reunión de amigos discutiendo sobre Schopenhauer se tratara, pero parpadeas una vez y al abrir de nuevo los ojos al mundo tu casa parece Carentan en la II Guerra Mundial (pero con tu mejor amigo colgado de una lámpara y dándole a la cachimba).

Eso sí que es un cruce de perneras. No se lo van a creer, pero una vez vi con la misma postura a Lina Morgan y Sharon Stone.



Todo es cierto, eran unos desfasados, pero a cambio, nos dejaron por el camino 6 discos extraordinarios, unos conciertos delirantes y un rastro de influencia que llega hasta el día de hoy. Por eso queremos que vuelvan, por eso y porque seguro que alguno mintió en el escenario al público diciendo aquello de: ‘el año que viene volvemos por aquí’. Si ven a un esqueleto en la puerta de algún sala de conciertos (no en Madrid, que están todas cerradas o en proceso de) con una camiseta de los Replacements, culpen a Paul Westerberg.

¿Por qué se deberían reunir?

Primero porque por alguna razón oscura y traicionera The Replacements suele llegar tarde a las vidas de los pipiolos que nacimos en los 80, pero éramos demasiado pequeños para dejar Oliver y benji. Con lo cual no descubrimos su música hasta hace bien poco y ya no hablamos de la posibilidad de verles en directo. Todo hubiera sido más fácil si la recomendación viniera junto con la calcamonía de los phoskitos.

En segundo lugar porque se merecen la oportunidad de vender algún disco, recopilatorio o alguna escoba en general, que Westerbeg y compañía tienen que hacer frente a las facturas: han visto como está todo? Pues eso.

¿Por qué no lo han hecho ya?

Principalmente porque Paul dijo basta en 1991, dos de los miembros siguen terapia para desengancharse del alcohol, uno murió y el resto podrían matarse a chuchillo sin dinero de por medio. Vamos, que están para pocos trotes. Fueron rápidos, pero breves: entre 1981 y 1987 publicaron 5 discos, del punk ramoniano más urgente (que les emparentaba con sus vecinos Hüsker Dü) al pop de 'Pleased to Meet you' , que acercaba al The Replacements a Big Star al tiempo que alejaba al resto del grupo de la nueva dirección que Paul quería darles. Las quejas del resto poco inquietaron al líder, que echó a dos miembros y cogió el gusto a eso de dar indemnizaciones por cada año trabajado, puesto que el último disco, 'All Shook Down', lo grabó él solo con músicos de estudio.

No obstante, parece que Paul ha dicho que no descarta una reunión en algún momento. y que ya han ensayado un par de veces. Esperemos que sea así y se recuperen con un buen disco o con una de esas actuaciones donde nunca sabías qué te ibas a encontrar: si a un grupo con el mismo salero que José Montilla o bien perjudicados gracias a una dieta que aprobaría el mismísimo John Bonham (el de ‘sólo digo que he bebido a partir del trigésimo vodka con naranja). Sabían que en su última gira estaban tan locos que iban dejando el escenario y los pipas tomaban su puesto para seguir tocando. ¿Cómo no vamos a querer que vuelvan?

A la espera y con el taxímetro en marcha, de momento les dejamos con el Let it Be, obra pluscuamperfecta del grupo y un vídeo de una actuación en directo

>>>Pincha y 'Remplázate' a gusto<<<




Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín
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miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Club de la Pirindola (II)

Redd Kross


Añadimos una nueva muesca al club de la pirindola con unos habituales por este bloc, los Redd Kross. Que si bien es un grupo que está al margen de todo y con buenas referencias para entrar en tan selecto club, también podrían estar presentes en una especie de club de los extraterrestres. No hay más que conocer cómo se las gastan los hermanos McDonald para comprender esta afirmación. Redd Kross no son de California, han venido de algún planeta de donde les echaron por ser unos lunáticos creadores de canciones. Escuche detenidamente este grupo y consérvelo, puede tener que volver a escucharlo.

Composición: Porcentaje elevado de la guitarra y el bajo de los hermanos McDonald. Aplicaciones alternativas para complementar y construir canciones que van del Punk al Glam, del Powerpop al dióxido de titanio o a la lecitina de soja, y con el Rock & Roll como composición principal. Agitación de melenas a velocidad media-alta.

Indicaciones: Procesos dolorosos de intensidad leve y moderada como la escucha continuada del hilo musical de un Tien 21, el dolor postoperatorio, el dolor de cabeza y dolor menstrual.

Posología: Se recomienda tomar a los Redd Kross hasta obtener los resultados esperados de bienestar mental. Puede mezclarse con el resto de medicamentos de los hermanos McDonald. Suba el volumen de la dosis si se ha abierto un tercio fresco. Si además está usted embarazada/o acompañe dicha bebida con unas almendras tostadas o fruto seco similar.

Contraindicaciones: Manténganse alejados los alérgicos a las guitarras o personas que manejen maquinaria pesada, el riesgo de que se vuelva un tarado y empiece a agitar la cabeza es considerablemente alto.

Hemos preparado un pequeño recopilatorio de ocho canciones para arañar un poco la superficie del grupo. Dicho medicamento se le ha recetado a usted personalmente y debe compartirlo con el resto de personas. No les va a perjudicar si los síntomas son los mismos que los suyos.



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lunes, 17 de noviembre de 2008

Fábula musical e inverosímil

La Puerta de Alcalá

El personaje principal podría ser un alborotador, para no desvelar su nombre diremos que se llamaba Victor M., no, no. Mejor V. Manuel. Vivía en una fértil tierra de color verde llamada Asturias, donde el buen comer estaba a la orden del día. Paralelamente, y en una de las esquinas de Estados Unidos vivía X. Stringfellow, que poco a poco se convertiría en el personaje principal de esta historia.

V. Manuel se trasladó una tarde hacía Madrid en búsqueda de unos visillos, X. Stringfellow se encontraba allí e intentaba llegar pronto a un concierto. De repente X. Stringfellow pensó para sus adentros: “Necesito tomar un cerveza en Casa Paco”, y así fue. Cuando llegó allí le ofrecieron unas delicias asturianas de las que se quedó prendado, como las fabes con chorizo. Un camarero muy majo le dijo: “Ahora mismo en este bar hay un cantante asturiano”. X. Stringfellow buscó por todas las mesas a esa incógnita, pero pensó que la identidad que buscaba era del Partido Popular y no terminó su búsqueda. Finalmente, y por descarte se acercó sigilosamente a V. Manuel y le dijo: “¿Tu eres asturiano?” a lo que V. Manuel contestó: “Y del PSOE, ¿Te gustaría probar el chorizo a la sidra?”

Pasaron juntos la noche y X. Stringfellow sabía que en España gustaba hablar de fútbol, así que hablaron durante toda la noche del Sporting de Gijón y el Logroñes. X. Stringfellow ya recopilaba ideas para escribir una canción, e incluso se llevó consigo una propuesta para cantar en otra. Rápidamente y pese a una conversación de gran calibre se fue al concierto con el compromiso de estudiar la propuesta musical de V. Manuel. A los pocos días V. Manuel recibió una carta con matasellos de un bar de cañas. Era la respuesta de X. Stringfellow y sus dedos sudaban por la seriedad del asunto. La carta era escueta y la leyó en voz baja para no molestar al vecino. Literalmente decía: “Oye V. Manuel, el chorizo a la sidra estaba muy rico, pero la canción de la Puerta de Alcalá no la canto contigo, que lo haga Ana Belén. Agradezco tu propuesta”.
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viernes, 14 de noviembre de 2008

Verdades como puños, mentiras como pianos ( VI )

1. ¿Es verdad, mentira o prenda que 'Hold On I'm Coming', uno de los mayores éxitos de Sam & Dave, fue compuesto en el baño?

Nuestro veredicto: En esta tendencia que está llevando a Garajeland a las más altas cotas del periodismo musical, iniciamos la renovación en esta sección con grandes novedades. Para nuestro departamento de investigación hemos preparado una serie de mejoras que van desde un caja de clips nuevecita hasta viajes pagados a lugares donde extraer la información.

De tal modo que para solucionar esta duda, y haciendo un esfuerzo económico sobrehumano, hemos mandado a nuestro equipo de investigación (el señor bajito y el que lleva debajo del brazo la misma guía de teléfonos de hace 10 años) al corazón de la noticia, a la mismísima Memphis, a la papelería Memphis que hay por nuestro barrio queremos decir, que la crisis también nos alcanza. El informe que nos han traído arroja resultados sorprendentes sobre la pronunciación de la palabra folio, pero de respuestas a lo del baño nada. No se preocupen, que hemos utilizado el plan B y consultado con adivinos y videntes de gran categoría.

Hayes & Porter, estos dos señores hicieron más por los cuartos de baño que Porcelanosa y Roca juntos, pero están muy poco reconocidos



Pongámonos en situación, estamos en Stax Records, la editorial de soul y R&B por excelencia en los años 60 (con Motown y Atlantic, claro). Isaac Hayes (después famoso por componer la banda sonora de 'Shaft', triste y recientemente fallecido) y David Porter forman una de las parejas más legendarias de compositores de temas para otros. Sus canciones van a ser cantadas por otra pareja de cantantes de soul lo suficientemente potente para convertir el 'pipi de cabra en gasolina' (en palabras de Donald 'Duck' Dunn en la película Blues Brothers), estamos en 1967, hace sol, pero luego igual se nubla y Portes y Hayes están trabajando en la canción que dé la fama a los cantantes que mencionamos. Todo está en su sitio: dos compositores llenos de talento, dos gargantas esperando el éxito que les encumbre, una nómina de músicos (encabezados por Booker T and the Mg's) tremenda... pero las cosas no marchan, Hayes & Porter no encuentran la canción, lo más que les sale son dos estribillos con poco futuro, uno dice: 'sé que cada cual tiene su afición, yo trabajo para crear un vestuario re-sul-tón' y el otro repite 'lalalalalalalalalalalala' hasta la nausea. No les convence ninguno, de modo que Porter decide hacer caso a la llamada de la naturaleza e irse al excusado a darle vueltas. Hayes se queda fuera y ve que el tiempo sigue pasando, así que empieza a gritar a Hayes que se dé prisa, que hay mucho trabajo por hacer. Hayes (seguramente leyendo el catálogo de juguetes del Corte inglés), le responde con estas palabras: 'Hold on man, I'm coming', versión angloparlante del conocido por nuestras tierras como: 'que te esperes que ya salgo', de gran éxito en todas las familias con más de dos hijos y un solo baño. Al salir esas palabras de su boca, Porter se da cuenta de que era un título fantástico para una canción y fue con el cuento a Hayes. El resto y la maravilla que compusieron se pueden ver en el siguiente vídeo. (Tampoco hay que restar méritos a la interpretación que Sam & Dave, Booker T. & the MG's y los Mar-Key Horns hicieron).



Porcentaje de certeza
: Saber la veracidad de esto es casi tan difícil como distinguir qué hermano Baldwin es cual en una foto grupal, pero si atendemos a las entrevistas que han concedido los buenos de Isaac Hayes y David Porter durante años la anécdota es cierta, lo cual ratifica un poco lo que siempre ha dicho Woody Allen de las musas y los artistas, que lo mejor es que te pille trabajando, o en el baño, está claro. Desde Garajeland les recomendamos que decoren los baldosines de su cuarto de baño con sus ideas y unos buenos rotuladores, aunque les parezcan peregrinas, al fin y al cabo recuerden que a Doc se le ocurrió la idea del condensador del fluzo en el baño.

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín

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jueves, 13 de noviembre de 2008

Abracadabra: Se abre el mejor baúl de Powerpop


Blue Ash - Around...Again: A Collection of Rarities from the Vault 1972-79 (2004)

Hubo un tiempo en el que los grupos de música que hacían pop eran algo así como unos artesanos de orfebrería que buscaban sin cesar una melodía perfecta comprimida en tres minutos. Algo cambió a principios de los setenta y muchos grupos se vieron tentados por grandes discos épicos. Solo unos pocos quedaron como el legado de esa sencillez y la vez complicada canción pop que muchos grupos llevaron por bandera pocos años antes. En el reducido número de bandas que quedaron al margen de las modas y los vaivenes de las, convertidas ya, leyendas rockeras quedaron los Big Star, Raspberries, Badfinger o el grupo del que hoy vamos a tratar, Blue Ash. Todos ellos contribuyeron en medida a que no se olvidara el diccionario de la canción bien hecha, y al cabo de los años, los de la real academia musical les otorgaron la etiqueta de Powerpop.

Una de mis teorías más perversas al respecto me hace pensar que a medida que los McDonald´s iban conquistando los locales más caros de cualquier ciudad, algunos grupos empiezan a parecer el Batman pasado de peso que tan bien ilustró Mr. Mosstrem, y que por consiguiente, el número de discos con grandes canciones de tres minutos iban en detrimento proporcionalmente al tamaño en el que aumentaban el ancho traseril. En estas nos plantamos en 1970 donde los matrimonios se compraban mueble-bares y esos sofás con chinchetas para el salón. Por suerte, en Youngstown (Ohio), Frank Secich no recayó en este hecho y ya tiene una banda en la que ha reclutado a Jim Kendzor, que ya cantaba con él en un primer embrión de Blue Ash haciendo versiones de los grupos de la invasión británica que tan conmocionado dejó al propio Secich al ver a The Beatles en el show de Ed Sullivan. Para completar: David Evans como batería, y otro guitarrista de nombre Bill “Cupid” Bartolin, que a la postre sería de alguna manera la media naranja de Secich en la mayoría de las composiciones de Blue Ash.


Blue Ash en 1972, o como hacer que no te importe que el resto del grupo se descojone de tí por llevar una chaqueta blanca

Los estudios Peppermint en Youngstown les ofrecen la posibilidad de grabar allí las primeras maquetas, que serían enviadas a las casas discográficas de Nueva York con la esperanza de que alguna compañía les pagara las mariscadas como a Luis Cobos. Finalmente son los de Mercury los que dan el paso y salen corriendo hasta Ohio para firmar al grupo pensando que habían dado con un filón comercial. Ironías de la vida, lo que no sabían es que el filón era musical y no económico, por lo que les duraron un disco en plantilla pese a las buenas críticas que siempre recibieron.

El disco del que hoy hablamos recoge las grabaciones que se realizaron en los estudios Peppermint, que gracias al sello Not Lame, han rescatado de dichas sesiones un botín de unas 200 canciones (no, no se me ha ido ningún número). Aunque parezca fácil encontrar en un estudio tantas grabaciones y de tanta calidad, no lo es, puede salir una recopilación con las actuaciones de Mira Quién Baila.

En el primer disco, donde se recogen los dos primeros años del grupo, encontramos canciones que van de la más absoluta dulzura (“She´s So Nice”, “I Remember A Time”), visiones ácidas del pop (“Silver Horses”), hits que nunca lo fueron (“Halloween Girl”, “Plain To See”, “Baby Baby”), disfrazados de los Stones (“Here We Go Again”) e incluso haciendo una versión del “Sweet Virginia”, camperos en (“Oh No Not Again”), sacando el abecedario del Rock And Roll (“Rock On Roll And Roller”, “Can´t Get Her Off My Mind”); pero sobre todo con una querencia especial por los chicos del Mersey en la mayoría de las canciones. Seguiremos hablando de Blue Ash y sus dos discos de estudio en otro momento, para abrir boca dejamos este disco de “simples” de sesiones grabadas en el estudio. Nunca la simpleza fue tan gozosa.


>>>Pincha y Escucharás<<<


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lunes, 10 de noviembre de 2008

Contacto con tacto (IV): Built To Spill


Built to Spill madrid

Sala Heineken (Madrid) - 30/10/2008

Muchas barbas, algún gorro y un disco increíble

Como si de una conspiración al más alto nivel se tratara (ríanse de lo de Kennedy, que esto es más gordo y eso que no hay bala mágica de por medio), parece ser que la mayoría de los señores que rasgan guitarras y aporrean cosas más queridos por la gente de Garajeland se han puesto de acuerdo para visitar España en estas fechas. Ya saben, este país tan majo con sus gentes, sus crisis, sus 'eh, eh, cuidadito' y sus días soleados en el mes de noviembre. Excepto por lo último, por lo que se habrán llevado un chasco importante, parece que grupos como los Posies o los mismo hijos pródigos de Idaho (de los que hablamos en estas líneas) han tenido a bien coincidir, obligándonos a gastarnos la paga y hacer cola en el ropero a la salida. La casualidad, las efemérides o que pronto va a venir un meteorito y nos va a llevar por delante si Bruce Willis no lo impide han hecho que estos dos grupos no dieran el típico concierto, sino que tenían un motivo, un buen motivo: en cada caso hacer un homenaje a dos discos, del primero dimos buena cuenta aquí, del segundo os hablamos ahora: Built to Spill, con Doug Martsch al frente, venían a España a tocar de principio a fin el Perfect From Now On, su maravilla de 1997.

Doug Built to SpillObserven qué mirada de carnero degollado. ¿No me digan que no lo adoptarían?


Así que la expedición de Garajeland, con los candiles y la ropa de procesión habitual, pero esta vez dejando en casa la talla de san Cucufato y reemplazándola por la de Frankestein, que por si no se habían entrado Halloween estaba a al vuelta de la esquina (nosotros nos dimos cuenta rápidamente por la afluencia de gente disfrazada de los más variopintos modelos, a saber, dráculas del extrarradio o brujas con sombrero, sólo echamos de menos el de zurullito).


Ya en la sala Heineken, la expedición (acompañados esta vez por el señor Protos, de hierático gesto y morro fino por el indie americano) nos dimos cuenta de que: uno, la sala no había cambiado mucho desde hacía dos semanas, lo que quería decir que el sonido no iba a ser muy malo, pero tampoco muy bueno y dos, por alguna misteriosa razón el conjunto de los asistentes al concierto (en homenaje al lenguaje de nuestros políticos) parecía haber dejado la ‘gilletelomejorparaelhombre’ aparcada hace tiempo y tener frío en la azotea, por la cantidad de barbas y gorritos de lana ad hoc.


Antes de Built to Spill, como teloneros, aparecieron Disco Doom, cuyo estilo y referencias musicales recordaban al cabeza de cartel, pero quizás estuvieron algo fríos para un público que desconocía sus canciones. Tras ellos, salieron los de Idaho al escenario. De nuevo el síndrome barbitas/gorrito comenzó a aparecer en mi mente, revisemos; número de músicos con gorro en el grupo: 2, número de músicos con barba: 3. Ni que decir tiene que el líder tenía esas dos características, aunque pronto se quito el caperuzo y su pinta de ermitaño y pescador de arenques canadiense se hizo más acusada. El único miembro que se escapa de esta clasificación era quizás el más interesante, ya que se encargaba del chelo y los teclados, tan importantes en el disco que Built to Spill iba a ofrecernos de arriba a abajo. Superados unos problemas de sonido, el grupo atacó ‘Randy Describes Eternity’, el primer corte del Perfect From Now On. Con un sonido muy definido: donde los tres guitarristas repartiéndosese reparten la tarea, uno ponía los efectos, el otro ayudaba con un punteo aquí y allá, dejando la parte más rítmica o solista (según se necesitara) al propio Doug. El bajo y la batería, por su parte, mantenían el tiempo con maestría absoluta, dejando detalles que no pasarían inadvertidos. Todo esto completado con el chelo y la incalificable e increíble voz de Doug Martsch ¿De verdad este hombre no se descoyunta al cantar? Dejemos las cosas claras: no serán unos virtuosos, pero su competencia con los instrumentos es más que notable, llegando a sonar tan cristalinos y perfectos como en el disco que las traía a España, pero añadiendo las dosis justas de emoción. El concierto fue tomando forma con las estupendas 'I Would Hurt a Fly' y 'Stop The Show', muestras fidedignas de la forma de entender la música de Built To Spill: canciones elaboradas, cambios de ritmo sorprendentes, paisajes guitarrísticos llenos de atmósferas y sábados de tostadas con mantequilla (esto último no demostrable). Por si no nos habíamos dado cuenta, el jefe del grupo es Doug. No caben ni hay dudas, como se demostró en el algún momento entre 'Made up Dreams 'y 'Velvet Waltz', cuando la casualidad quiso que a los dos guitarristas de los extremos se les rompiera una cuerda de sus guitarras al mismo tiempo. Nuevo parón del concierto y una miradita de Doug a Brett Netson (uno de ellos) que me recordaba a las que mi madre me dedicaba a mí cuando tenía un objeto de cristal en mis manos. Doug, cansado de esperar se tocó una canción solo con su guitarra llenando la sala con su voz, que sonó mejor que en ninguna otra del concierto… lástima de sala.


Built to spillPor si no saben, el guitarrista de la foto se llama Brett Netson y el bajista Brett Nelson. No, no son pareja ni residen en Manjavacas, simplemente se juntaron en el mismo grupo dos personas con nombre y apellido casi idéntico: ¿No les ha pasado nunca?



Como si nada hubiera pasado la actuación se retomó con 'Out of the Site', 'Kicked in the sun' y 'Untrusteable /Part 2'. Todas sonaron portentosas, llenas de recursos, melodías y cambios de ritmo que hacen que al final te quedes con en extraño regusto: ¿todas son una y tú las percibes como varias? ¿son trocitos de canciones unidas cual cuadro de Pollock?, ¿por qué los impresentables de detrás de mí siguen gritando a pleno pulmón que toquen alguna canción que no forma parte del disco, acaso no han mirado la entrada? Perdonen el inciso, sé que acabaré mis días como los viejos del Muppet Show, quejándome de todos... Terminado el disco y con un lacónico 'Thanks a lot', los chicos se retiraron del escenario, los bises estaban en duda, pero Built to Spill volvieron para ofrecer más canciones en la más pura tradición Neil 'Younganina', es decir, alargando la cosa hasta límites insospechados. Un gran tema como 'Conventional Wisdom' perdió todo su sentido cuando su duración empezó traspasar la barrera de los diez minutos, lo cual no quita mérito al grupo, incapaces de no parecer compactos y solventes metidos de lleno en un mar de líneas de guitarra y acoples a diestro y siniestro. Tampoco es que el respetable les pitara, ya que no son muchas las oportunidades de ver a uno de los mejores representantes del indie americano por nuestras tierras, interpretando todas las canciones de un disco formidable un día de noviembre de 2008; vamos, de momento una y, teniendo en cuenta que es posible que el bueno de Doug salga muy pronto a buscar al General Sherman (el silur que persigue Homer, armado con su camisa de franela, el gorro y un arpón) no vayan teniendo muchas esperanzas.

Weisse, 61 & 49, Mr. protos y Tomás Verléin (ya parecemos la familia Telerín)
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martes, 4 de noviembre de 2008

Esa cinta de Mecano

Vivir en comunidad de vecinos tiene esas cosas. Cuando un disco lo oías aunque no quisieras, siempre había gente dispuesta, con un equipo de música (sí, antes eran equipos de música y no un ipod conectado a una altavoz), con una cinta de sesenta y un boli Bic a mano para grabarte al grupo del momento. Si a eso le sumamos que un servidor vive en el 4ºD, y tanto en las letras A, B y C viven, sumando a groso modo, cinco chicas de una par de años más; tenemos la mezcla perfecta para poseer una gran colección de cintas con las pegatinas que regalaban a doquier con las TDK y una singular, a la par que redondeada caligrafía para identificar las canciones.

Podría decir que recuerdo la viva imagen de algún verano a finales de los ochenta, pero no es así. No recuerdo absolutamente nada de los juegos de Seúl, ni de las chaquetas con coderas de Alfonso Guerra y mucho menos la situación política en Alemania “Democrática”. Por aquel entonces las vacaciones eran un continuo esperar hasta que me dieran permiso para bajar a la calle; y mis recuerdos de esa época se unen de alguna forma al terreno musical. Pues bien, después de ocupar un mes y medio de las vacaciones de verano paseando por casa en calzoncillos, entra la vecina a casa sin razón aparente y presenta un disco que al parecer es lo mejor que ha salido desde el mes anterior, “Descanso Dominical” de Mecano. Ni que decir tiene que todo esto tenía pinta de aumentar la colección de cajitas plásticas que ya contenía algunas de las más honorables joyas del chicle-pop patrio: Hombres G, Modestia Aparte y aquella que rebobinaba para escuchar “Aquí No Hay Playa”. Nunca fui capaz de dar una respuesta negativa a tan preciosita artilugio analógico y eso que casi siempre las recibía con cierta cara de “acabo de perder el Oscar pero que contento estoy”, todo por mi enfermiza obsesión de que las cintas me las dieran decoradas y tuvieran un cierto regusto personal. Tal y como acabo de describir sucedieron los hechos: al día siguiente tuve la cinta, de decoración anodina, mi cara fue la de siempre y el contenido grabado no me gustó demasiado.


Ana Torroja es la única que sonríe pensando que Puntos Cardinales se iba a editar según lo previsto


Por aquel entonces, en mi casa éramos extremadamente jóvenes (incluso mis padres), y el hecho de tener un cassette portátil para escuchar música era más una necesidad que una opción barata para poner algo en la cocina mientras se friegan unos platos que han desarrollado un nuevo sistema de vida inteligente, más avanzado que el Tazón del Génesis que crea Lisa Simpson. Me bastó un rato para comprender que ese Pop tan bien producido me aburría en exceso y que algún tipo más grande que yo en el colegio (es decir, todos, incluidas las chicas) me iba a dejar el cuello de color salmón a base de collejas por llevar al autobús una cinta de ese calibre. Pero la novedad del verano y por culpa de compartir las audiencias musicales en casa, surgió cuando a mi madre le encantó la cinta y ésta pasó a formar parte del cassette de un modo inseparable cual queso de Burgos con membrillo.

El resto del verano lo pasé odiando “Descanso Dominical” y mi venganza para con mi madre fue tan cruel, que no existía esquina de la casa con gotelé donde dejar una Mano Loca pegada durante aproximadamente quince minutos. La relación con mis vecinas también se truncó de alguna manera; ya no veía con los mismos ojos las reuniones radiopatieras en el portal, en la que cada una de ellas intentaba igualar con el pantalón del pijama los sosos colores con los que rellenamos las celdas del Excel y desde entonces todo el mundo comprendió que era difícil que fuera uno más de esa súper pandi musical.


José Cano preocupado por el himno del centenario, Nacho por como tocar tres teclados con tres manos y Torroja pensando de donde ha salido ese mesa de mimbre

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sábado, 25 de octubre de 2008

Cuando el infierno se congele ( I )

Nuestros incontables visitantes nos han requerido cambios en Garajeland a no más tardar. Nosotros no hemos puesto manos a la obra, de tal forma que pronto se verán algunas novedades, incluyendo un cambio de sexo de 61&49, nuevas secciones, algún retoque en el diseño y una performance en alguna plaza de pueblo de esta España nuestra que mezclará la experimentalidad del casero de El Nota con el reparto de "Un tranvía llamado Deseo" que protagonizaba Marge en Los Simpson.

Una de esas novedades la están leyendo en estos momentos. (ruidos de fanfarria, por favor). Les hablamos de 'Cuando el infierno se congele', sección en la que citaremos a aquellos grupos cuyas posibilidades de reunión son tan sólidas como el hielo quebradizo. Las reglas son claras: grupos de los que hace tiempo se pide una reunión con el fin de dar un concierto o varios; cuyos miembros se encuentran en buen estado de revista o sus sustitutos sean competentes (por ejemplo, una reunión de los Beatles con nuestro querido Bertín Osborne en el lugar de Lennon y con el que canta de Café Quijano no entraría dentro de esta categoría, pero sí en la de mejores pesadillas imaginables) y que con un poco de fe y unos cuantos perejiles en el San Pancracio de turno pudieran cumplir nuestros deseos.

Una vez expuestas las normas, sólo nos queda explicar el nombrecito de la sección. Todo viene por los Eagles, que en 1980 se separaron definitivamente (para regocijo de El Nota) los periodistas (culpables de todo lo que pasa en esta vida) no dejaban por aquel entonces de preguntarles a los miembros del grupo cuando se reunirían de nuevo. Don Heanley, uno de ellos, harto de chorradas variadas sentenció la posible vuelta con un: "cuando el infierno se congele". Como el destino (y el dinero) cambian las opiniones de todos, los Eagles se reunieron en 1994 para grabar un disco que tenía que llamarse lógicamente: 'Hell Freezes Over' (el infierno se congela). Vayamos al lío, porque los primeros invitados a esta fiesta (qué fantástica fiesta qué diría Raffaella Carrá) son...


The Kinks

La última vez que vimos en un escenario al grupo a la cabeza fue hace más de 10 años. Las perspectivas no parecen muy halagüeñas, ya que no sacan material nuevo juntos desde 1994, no hay ninguna discográfica que les quiera contratar y el Davies menor (Dave) hace poco declaró que lleva seis meses sin hablar con Ray, el mayor; ya saben la típica riña por haber grabado encima de la cinta VHS con el partido de la NBA de los sábados de la mañana.

Parecen tan amiguitos, pero un segundo después de tomar esta foto los cuatro se pusieron a darse golpes como si estuvieran en el parlamento japonés

¿Por qué se podrían reunir?

A esta pregunta siempre se podría responder con la misma respuesta: por el dinero. Así que naturalmente tendremos que esperar a que una promotora de conciertos haga una jugosa oferta a los Davies. En un plano más personal, todo el mundo sabe (incluido los propios implicados) que se necesitan más de lo que creen. Aunque Ray y Dave no se aguanten necesitan grabar juntos, qué sentido tiene el Correcaminos sin el Coyote o los charcos sin unos zapatos a estrenar. Junto con Pimpinela son una de las parejas indispensables del mundo musical.

¿Por qué no lo han hecho ya?

Simplemente porque si dejas a los tres miembros que más tiempo han estado en el grupo: Ray Davies, Dave Davies y el baterista Mick Avory en una habitación con la puerta cerrada durante un minuto, al volver a abrirla habrá algún muerto en esa escena. Ray y Dave tiene una de las relaciones de amor/odio más longevas del historia de la música (como bien retrata el propio Dave en su autobiografía 'Kink', cuando dice su hermano es un tacaño, cruel, miserable y perverso buen escritor de canciones. También comenta que él fue abducido por extraterrestres, pero eso es otra historia). Por otra parte, el lanzamiento de partes de la batería de Mick a Dave se convirtió en deporte olímpico en los conciertos de los Kinks, aunque parecen que últimamente han apartado las diferencias. Pese a todo, Dave fue el último en negar una posible reunión. Conclusión, la de siempre: no digan nunca de esta agua ni beberé ni este cura no es mi padre, pero aplicado al grupo paradigma del Swinging London.

Aquí, una rara actuación del grupo en la televisión alemana

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin

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