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viernes, 29 de febrero de 2008
Caerás lentamente
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jueves, 28 de febrero de 2008
Con una pequeña ayuda de los amigos... ( I )
"Aprovecho estas mis primeras líneas en Garajeland para presentar esta sección que a falta de un nombre mejor se llama como se llama (nos doy mucho más de mí). Desde aquí también quiero agradecer a nuestro equino productor asociado (más información en esta película) su llamada a filas para que ponga aquí lo primero que me pasa por la cabeza (con esta facilidad para dar agradecimientos me deberían dar un Oscar o incluso dos)"
Naturalmente esto es imposible o podría entrar directamente en los 'cinco principales' de otra de las futuras secciones de este blog: 'mentiras como puños, verdades como pianos'. Sé perfectamente que a Javi le basta con ser, o haber sido, el baterista de Sweet Vandals, Celofunk, Vacazul, Paco Rivas trio, El Tío Calambres, Superskunk, Stormy y tener sus propios proyectos en solitario para darme la razón, pero yo dudo, dudo profunda y deliberademente, dudo de que cuando estoy viendo a un grupo cuyo baterista no es Javi sea en realidad un hábil ardid y que, en cuanto me dé la vuelta, Javi quite al tipo cual piloto automático de 'Aterriza como puedas' (ver más abajo) y de nuevo tome él las riendas. Por supuesto esto no puede pasar, primero porque es físicamente inviable y, segundo, porque las confabulaciones judeomasónicas que ello implicaría me vienen un poco grandes. Pero, yo dudo, no puedo evitarlo. El tío está en todas partes.
No se sabe si Javi es en realidad el único baterista en Madrid (lo lógico es que el INEM hubiera tomado cartas en el asunto), pero sí podemos asegurar que es uno de los mejores, sino el mejor de los que pueden pisar el escenario en la actualidad (depositen aquí sus opiniones tipo: ¡se ha pasado! Echen al autor del texto de España o nunca le cedan el asiento en el autobús) . Si no me creen, lo mejor es comprobar como funciona la base rítmica de los Sweet Vandals o Celofunk, aunque en ambos grupos el bajista -el ínclito 'Santi Sweetfingers'- tiene también mucho que ver con el resultado final. Javi y Santi consiguen una suerte de alquimia rítimica cuyas notas y golpes de baqueta resucitan a los muertos. En los conciertos de los Sweet Vandals todo el mundo baila, los que nacieron con el don de mover las caderas y los pies y no descoyuntarse en el intento y los que piensan que la Yenca sigue siendo un misterio insondable de pasos y posiciones.
Javi no es sólo uno de los mejores bateristas españoles de su generación, sino que lo demuestra en cada actuación. Si nos gustara poner etiquetas (y nos encanta) diríamos que el señor 'Skunk' es el vívido ejemplo de que menos es más en el mundo de los parches, los timbales y los 'pumpumpam'. No utiliza docenas de timbales ni dobles pedales ni platos con mil efectos. Sólo crea ritmos de soul y funky, elegantes e infecciosos con un bombo, una caja, un charles, un plato y un timbal base (nota para los no introducidos en el mundo bateril: son todos los elementos que podrías llevar contigo si fueras un hombre orquesta). Su forma de enfocar la batería es discreta, donde cualquier otro buscaría la opulencia, el señor 'Skunk' encuentra la sencillez y los detalles imperceptibles pero que suman al conjunto; como ocurre en la primera canción del debut de los Sweet Vandals (The Sweet Vandals, Unique records, 2007), 'I've got you, man'. Un charles abierto aquí, un redoble perfecto allá, pinceladas de virtuosismo que son aplicadas al resto de los temas del disco con la dosis justa de intuición y preparación, ¿quieren ejemplos? Como los prejuicios, los tenemos a borbotones: la intro de 'Charlie's love', el sorprendente acento rockero de 'Papa 's Got a Brand New Bag', la clase que destila 'Beautiful' o el desfreno de 'Come on now'. En realidad, The Sweet Vandals tiene tal pléyade de músicos que todos merecían un espacio para ellos solos, pero hoy el protagonista de esto es Javier Gómez, Javi 'Skunk', uno de las personas que puede presumir de tener 'groove', palabra sobre la que el mundo bateril no se ha puesto de acuerdo, pero que viene a significar que el baterista en cuestión tiene 'algo', un don (y no precisamente de gentes, primer chiste malo de la jornada) para aporrear la batería con maestría. A esta conclusión se llega tras años de estudio antroplógico de los entendidos en el mundo de la percusión. Ejemplifiquemos mediante un psicodrama de andar por casa:
Escena 1: interior de un local, The Sweet Vandals tocando con Javi al mando de las operaciones bateriles:
Entendido 1: ¡Vaya Groove!
Entendido 2: (asintiendo y con los ojos entrecerrados) Sí.
Acongoja, ¿eh?
Y esto es todo amigos, si tienen la oportunidad por favor vean a Javi en cualquier de los proyectos que tiene actualmente, es decir muchos. No tengan miedo, que no saldrán decepcionados y si tiene tiempo dedíquenle unas palabras de afecto, porque además de un músico fantástico se puede hablar con él de muchos temas que van desde la recuperación de EE. UU. tras la Guerra de Secesión a si Monet y Manet eran la misma persona. Prueben incluso a pedirle dinero para la máquina de aparcamiento, que siempre lleva suelto encima. Más aún, si ustedes tienen una banda y desean cambiar a su batería por Javi sin que parezca un accidente recuerden las palabras del Equipo A: "Hoy, buscado todavía por el gobierno sobrevive como soldado de fortuna, si tienen usted algún problema quizás pueda contratarlo". Háganlo.
Aquí una muestra de como se comportan los Sweet Vandals en directo
Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin.
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lunes, 25 de febrero de 2008
No veas la película, escúchala
Una vez el moreno de Illinois rompió con este grupo empezó su carrera en solitario componiendo el himno oficial del Funky "Move On Up", ya por esta época se empezó a destilar el Blaxpoitation, esas películas negroides con un montón de pistolas, pantalones como los de María Isabel o Yonkis y traficantes; como respuesta a las películas españolas que empezaron a hacer Esteso y Pajares. Pero si algo bueno dejó todo este movimiento cinematográfico fueron unas cuantas bandas sonoras de artistas tan potentes como Isaac Hayes y Melvin Van Peebles en el sello Stax o Curtis Mayfield allá por Chicago, esa clase de gente que preparaba canciones que dejarían al viento la otra teta de Janet Jackson y todas sus desnatadas seguidoras, con un montón de dosis de Funk y Soul.
Así pues, llegados a la grabación de Superfly te pegas el primer tortazo escuchando "Little Child (Running Wild)" y después te quedas con las ganas de aprender a tocar el bajo con "Pusherman", esa canción que deberían poner en las aulas españolas para que los niños aprendan a decir camello en inglés. Sigues con una de las piezas clave "Freddie´s Dead" y te siguen atacando orgias de metales y vientos acompañadas de la voz de Curtis, ningún tema defrauda. Llegados al final, el festín, "Superfly", un single de oro que llegó a ser número ocho en las listas americanas. Todo el disco queda condensado en treinta y cinco minutos, que te dejan con ganas de más. Como premio de consolación te puedes hacer con la edición doble, donde encuentras los spots publicitarios de la película (siempre con la voz de Curtis), versiones instrumentales o la jam session tan interesante que puedes escuchar un poco más abajo. Ningún disco me produce tanta satisfacción poníendome unos buenos cascos y lanzándome a la calle en un paseo nocturno, andanzas que no aprobaría mi abuela preocupándose por mi integridad física. Después de Superfly, Mayfield siguió sacando discos (aunque su cota más alta la alcanzó con este) hasta que una torre de iluminación fue apagando lentamente su vida. Es muy posible que existan religiones que te llevan al cielo, pero escuchar la voz de Curtis me hace pensar que va a ser un buen día.
En el siguiente video, puedes ver las maneras de las películas blaxpotainadas (gafirulas gigantes, pelo afro y casi nada de drogas). Aunque lo creas, al protagonista no lo vas a encontrar en el mercadillo de los martes en tu barrio.
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lunes, 18 de febrero de 2008
El rapero que hay en tí
Me temo que por aquel entonces ya no hacías amigos si tenias grabada alguna cinta de mecano, había que ir más allá, y que mejor que tener un disco de rap (que me perdonen los puristas raperos si digo que eso era rap, para ellos debe ser algo así como regalar un disco de Coyote Dax a un amante del country), pensaba que el respeto me lo ganaría gracias a este tipo negro que podría haber salido en la serie de Bill Cosby, así que tener ese disco podía ser motivo de ocupar las plazas traseras del autobús del colegio, o al menos eso pensé.
Al cabo de los años, el borde de color marrón del cd ha ido escalando posiciones cual Juanito Oiarzabal hasta los lugares más inaccesibles de la habitación, aparte de la vergüenza ajena que me produce, ¿Cómo lo voy a colocar al lado de los de MC5? Eso sería como sentar a comer a Bush y Bin Laden, así que el otro día cogí la escalera y decidí revisitarlo. Se conserva bien, saqué el libreto y descubrí un interior digno de estudio, si se observa la foto adjunta podemos ver al señor Hammer en una postura ilógica si no eres un concursante de fama, y aun peor es percatarse de la chaqueta y los pantalones que se gasta, que si fueran de tactel en lugar de cuero podrían verse perfectamente en una clase de gimnasia de quinto de EGB. Por lo demás, agradecimientos a Jesucristo, a un Dios que anda entre todos nosotros y después a su madre y a su padre, amén de mensajes de ayuda a los niños, lo cual me hace pensar que realmente era un infiltrado de la COPE en el mundo raperil.
Musicalmente hablando me costó pasar de los veinte primeros minutos, y es que una vez has escuchado “U Can´t Touch This”, traducido por mis oídos a lengua romance “inchastis”, ya no quieres escuchar nada más, pero ya se sabe que los discos están para escuchar el tema de moda hasta que lo incineres. Además de esta, también me gustó el primer tema “Here Comes the Hammer” que tiene un estribillo facilongo y un montón de voces que gritan oh-oooh-oh-oh. Finalmente me percaté de que las canciones que más me apasionaban eran las que aparecían en negrita en la contraportada, lo cual es indicativo de que la campaña de marketing funcionó con la gente llana como yo.
La conclusión que saco es que era un gran tipo, un buenazo que debería salir en médico de familia, lástima que nuestra relación me cogiera un poco joven e inexperto y finalmente me convirtiera en un hereje que escucha música ruidosa.
Este ejercicio de autocrítica viene bien, y ahora piensa bien cual fue tu primer disco (absténganse gente con padres que estuvieran en Woodstock o los hijos de Mick Jagger)… ¿ahora qué? Ya no resulta tan vergonzoso lo de MC Hammer ¿verdad?
Como cantaba Bart Simpson junto a mi querido amigo: “Yo no he sido”
Para refrescar la memoria podéis ver el vídeo de aquel magnífico 1990. Si piensas que MC Hammer se mueve como un personaje del Super Mario, sí, tienes razón.
http://www.youtube.com/watch?v=EMzoBkaFxh4&feature=related
miércoles, 13 de febrero de 2008
El motín de los Clash
Pero de lo que no cabe duda es que este es el trabajo más completo de la primera ola de punk británico. La banda luego se iría por otros derroteros pero en este álbum dejaron claras sus intenciones. En los Clash cabía mucho más que en otros grupos de la época, no sólo por incluir una composición de Lee Scratch Perry en el disco (por cierto, se grabó porque vieron que la duración de LP no llegaba a la media hora, y que mejor que un buen relleno de seis minutos), sino que en el saco además de entrar el punk ramonil cabían melodías pop, el reggae o el dub, ahí es donde reside todo el encanto.
Aquí cada tema tiene su historia, lo cual les alejaba un poco del anarquismo de las letras de los Sex Pistols. En “Career Opportunities” se habla del paro que afectaba a los ingleses por aquellos tiempos de antaño, “London´s Burning” se refería a la calaña política británica y en “White Riot” hablaban sobre un famoso altercado entre caribeños y policías en el carnaval de Notting Hill, en el cual acabaron Jones y Joe Strummer tirando ladrillos de cerámicas La Oliva a la policía metropolitana londinense.
“Garageland” es una historia aparte, grabada en honor a un periodista de New Musical Express, que opinó después de verles en uno de sus primeros directos que esta banda de garaje debería quedarse ahí mismo, dejando la puerta bien cerrada y el motor en llamas, seguramente el tal Charles Shaar Murray esté charlando telepáticamente con el tipo que rechazó a los Beatles.
Un álbum imprescindible, además, si no eres de los que compran discos en el Carrefour o descargas la discografía completa del Sueño de Morfeo puedes conseguir la edición americana del disco, que como pasaba en los sesenta te encuentras con distintos temas que en la edición inglesa, en este caso no es una jodienda donde solo encuentras alguna variación, sino que todo el contenido dista bastante de la edición británica.
Ya sólo queda abriros una cerveza fría, pelar unas almendras y fastidiar a la vecina que os despierta los domingos por la mañana con los grandes éxitos de Rocío Durcal… ¿o esto sólo lo hago yo?
Valga el ejemplo de como se las gastaban el cuarteto imperdible por aquella época en el siguiente vídeo, donde no esperes encontrar a los miembros punkis de Pignoise entre el público.