jueves, 27 de marzo de 2008

Verdades como puños, mentiras como pianos ( I )

En esta sección (como notarás querido lector, las secciones, en garajeland surgen como las arizónicas en las fincas campestres, otra cosa es que tengan continuidad) queremos hacer un compendio de todos esos rumores, chascarrillos, comentarios musitados al oído, verdades inconfesables. En definitiva, vamos a intentar descubrir de una vez por todas si todas las leyendas urbanas del mundo de la música son reales, casi o mero infundios. Para ello utilizaremos las más variadas técnicas, desde una investigación tipo Pedro J. Calvorota hasta preguntar a nuestras respectivas abuelas, que como todo el mundo sabe, son sabiduría con patas.



¿Quieres saber si el hermano gemelo de Elvis Presley en realidad tomó la identidad de Phil Spector que lleva gafas de sol porque es fotofóbico, cosa que sabía Sonny Boy Williamson II, pero no el primero, porque estaba más ocupado en buscar las guitarras que le robaron a Keith Richards en 1971, que a su vez había grabado con Muddy Waters canciones en los años 60 en una pausa del verdadero trabajo de Muddy: pintar los estudios Chess. Todo esto mientras Frank Zappa estaba sentado en el water? Pues agarraos a las polainas.



1.¿ Es verdad que unos músicos han grabado más números uno que The Beatles, The Beach Boys y Elvis Presley juntos?



Nuestro Veredicto (homenajeando este gran programa): totalmente cierto. Se llamaban The Funk Brothers (o al menos ese es su mote) y fueron los músicos de sesión de la Motown de 1969 a 1972. Estos buenos señores grabaron auténticas maravillas como My Girl, I Heard Trough The Gravepine, Baby Love de las Supremes o Papa Was a Rolling Stone de los Temptations. Su aportación a los éxitos de la discográfica de Detriot es increíble y poco conocida, pero fueron ellos los que empezaron a grabar con dos o más baterías al mismo tiempo para crear una base rítmica apabullante o a los que pensaron que eran una buena idea utilizar cadenas para la nieve como dar un toque característico a 'Nowhere to run' de Martha and the Vandellas





La historia de de estos buenos hombres está contada en la película 'Standing in the shadows of Motown' de Paul Justman (busquen en la sección de DVD del Fnac para que les digan que está agotada y después pasen por la mula).

Porcentaje de certeza: el máximo, esta historia es más cierta incluso que esa otra que dice que todo el mundo tiene un mote (o dos). Digamos que en Motown se juntaron el hambre (el tradicional complejo 'actorsecundariobob' de los músicos de sesión) con las ganas de comer (el puño de hierro de Berry Gordy Jr. al frente de la Motown impidió a los músicos aparecer en los créditos de los discos hasta el What's Going On? de Marvin Gaye, por cierto, otro número uno). Aquí tienen las pruebas



2. ¿Ha producido Steve Albini todos los discos de los años 90, incluidos los de Emilio Aragón y Jezulín?

Nuestro veredicto: no lo sabemos, es muy difícil de asegurar. Porque una de dos: o el señor Albini tiene clones desperdigados por estudios, grupos y alrededores o cuenta con un par de brazos extra que simula mover cual Martin Landau en Ed Wood. Como se me acusa de poner unas entradas muy largas, pues me aprovecho de nuestra querida Wikipedia para colar toda la lista de proyectos (como productor o guitarrista de Big Black o Shellac), aquí la tienen, el tío trabajar, no trabaja mucho.

Steve Albini (Prefiero no pensar en el tamaño del bic que se necesita para rebobinar esa cinta)

Porcentaje de certeza: muy bajo. Más o menos el mismo que hay en que un político no bese a un niño en un mitín. No obstante y pese haber producido a Pixies, Nirvana o a Low, Steve no será nadie hasta que meta mano al próximo éxito de Melendis.




3. ¿Otis Redding grabó su versión de Satisfaction diez minutos después de escucharla por primera vez?

Nuestro veredicto: Conociendo la bestia parda que era el bueno de Otis, como se las gastaban en Stax por aquella época y que la fuente es Steve Crooper, nos lo creemos a pies juntillas. Por lo que contaba el guitarrista de Booker T and The Mg's, Otis necesitaba una canción más para completar álbum 'Otis Blue' (por cierto, vaya joyita) y que alguien sugirió Satisfaction que como diría el abuelo de los Simpson, "otrora estaba muy de moda". Redding no conocía la canción y pidió un disco para escucharla. Diez minutos después la estaba grabando dotando a la versión de más fuerza si cabe que la original, en sólo un par de tomas y añadiendo los arreglos de vientos que Keith Richards siempre oyó en su cabeza mientras componía la canción. El resultado es que es imposible llevar el ritmo de la canción con la voz de mejor manera. Nota curiosa 3.456 acerca de esta versión: dicen que cuando Mick Jagger escuchó el resultado final de la versión y se enteró de cómo se había grabado el tema se cayó de la silla en la que estaba sentado. Otis era un profesional del cante, como la Pantoja vaya.

Porcentaje de certeza: tipo "palabrita del niño Jesús". La historia siempre ha hablado de la profesionalidad y la capacidad del señor Redding para atacar las canciones mezclando fuerza, desgarro y precisión en las dosis justas. Nosotros no somos nadie para negarlo, pero no obstante hemos hablado con un amigo del primo segundo del hermano del técnico de sonido que grabó la sesión de Otis & cia y él nos ha dicho: "Sí". Como para dudar...


Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín

Leer toda la historia y tal…

martes, 25 de marzo de 2008

Cantar y no callar… y sin utilizar la palabra excesivo


José Antonio Labordeta - Cantar y No Callar (1975-1995)

Pues sí, a lo largo de todo el artículo se evitará utilizar dicha palabra en pos de los maravillosos sinónimos que proporciona Microsoft Word, una maquinaria que funciona mejor que la central nuclear del señor Burns.

Nos zambullimos ya en el tema principal: perder el tiempo en la Fnac a veces te ofrece información interesante, una vez el aburrimiento es tal que ya conoces de memoria los precios de la zona verde y has visto que es inaccesible comprar el muñequito más chorra, te acercas a la sección española con todo lo que eso conlleva. En una aproximación fugaz ves una desproporcionada caja que incluye material de un hombre con bigote, piensas que es Aznar, pero él nunca sacó un disco (a lo mejor ni ha escuchado uno) y tampoco es una selección de doblajes de Constantino Romero, te acercas y descubres que es José Antonio Labordeta y una recopilación de toda su carrera como cantautor, que es más prolífica que la de Rocco Siffredi en otras artes.

Efectivamente, ya bien informado comprendes que la discográfica Dro East West decide recopilar en trece discos la carrera del amigo aragonés. Desde garajeland no vamos a entrar a valorar su trabajo, más que nada porque nos encontramos un poco distanciados en gustos musicales, pero solo un poco, pero si vamos a opinar de la sobreabundancia de canciones recopiladas por los de Dro. Al menos para un fan de un país en la mochila como yo es preferible dormir tranquilo pensando que estoy paseando con ese hombre tan campechano, que no conciliar sueño atormentado de que alguien pueda pegarme con celo unos cascos donde suene de forma aleatoria la discografía completa de la mochila de cuero con más gamusinos de España (pongan voz de Rajoy que queda mejor).

Buscando Santa Cruz de Tenerife

Como reseña del material acumulado mencionaremos algunos de sus famosos largos, “Cantar y Callar” del 74, “Tiempo de Espera” del año 75 después de Cristo o “Qué Queda De Ti, Qué Queda De Mí” del 84, y así hasta trece y recopilando más de veinte años de carrera.

Por más que se empeñen las discográficas no pueden conseguir que nos deje de caer bien el señor Labordeta, un hombre que tuvo que aguantar a todos los diputos y diputas del congreso descojonándose de él cada vez que hablaba e intentaba pedir que la piratería no afectase a la canción popular aragonesa.

Así que no vamos a criticar al autor, sino al medio, que ha intentado convertir al hombre que me enseño a saludar a lugareños por el campo como si se trataran de mi propio hermano, con respeto y dignidad, como Dios manda, en un macanudo fabricante de canciones posteriormente convertidas en hilo musical de los autobuses de autorés.

Una más y toco "Magic Bus"

Como muestra de la simpatía de Labordeta puedes comprobar en este video como intenta convencer a un tabernero para que monte una franquicia.

Leer toda la historia y tal…

miércoles, 19 de marzo de 2008

Corta estatura, grandes melodías


The Small Faces - From The Beginning (1967)

Después de que muchos me asignen un supuesto e intencionado peinado mod he decidido hacer un guiño a todos esos lebreles y hablar del grupo mod que mejor afinó la vespa. No hablo de aquel grupo italiano que cantaba a una vespa espacial, en un video que recuerdo como si la movilete de Desi en verano azul hubiera pasado por una fiesta de los Happy Mondays...cuando todos sabemos que lo mejor que salió de Italia es Sabrina y el boys boys boys. El grupo que nos va a ocupar hoy no es otro que los Small Faces y sus elegantes trajes, ahora agotados en las tiendas de la calle del pez.


Volviendo al tema principal y dejando a un lado los peinados con italianos desnatados ponemos sobre el tapete esta recopilación que hicieron los avispados de la Decca con la etapa de los Small Faces en dicho sello, justo antes de que se pasaran a Immediate a trastear en el estudio como no pudieron hacer en el todopoderoso sello londinense.


Los Small Faces podrían pasar a la historia como el mejor grupo inglés que no vendió un disco en Estados Unidos (de España ni hablamos), la banda liderada por Steve Marriot contaba en sus filas con Ronnie Lane, Kenney Jones y Jimmy Winston, este último fue largado de la formación, según las buenas lenguas por intentar ser jefe de obra junto a Marriot y según las malas porque quedaba mal en las fotos al ser más alto que los demás. Hay que recordar que el nombre del grupo responde a las caras pequeñas y a su afamada estatura (corta), que les hizo replantearse si tenían que hacer las pruebas para el bombero torero. Desde garajeland apostamos por esta segunda suposición y a la afición de Winston por utilizar una pernera de pantalón ampliamente más larga que los demás.
No hay truco, los cuatro cabían en un Renault 5

La recopilación que nos ocupa incluye las primerizas canciones con el primer teclista del grupo, Jimmy Winston. A destacar de la primera formación su primer single, "What´cha Gonna Do About It" alcanzando el puesto 14 en listas británicas. En el resto de temas se pueden apreciar las composiciones de inclinación mas psicodélicas y poperas que presagiaban sus siguientes discos, se incluye "My Minds Eye" o "That Man" y sobre todo canciones de energía mod como la favorita "All Or Nothing", "Tell Me Have You Ever Seen Me" o "Hey Girl".

Entre las versiones incluidas muestran, como tantos otros, las influencias por la musica negroide americana, nos quedamos con "Take This Hurt Of Me" de Don Covay, además de "You´ve Really Got a Hola On Me" de Smokey Robinson o "Baby Don´t You It" del trinomio Holland-Dozier-Holland y cantada con mimo por Marvin Gaye en la grabación de la Motown.


Más allá de que nos inspirasen a Paul Weller y mí a cortarnos el pelo como Marriot y trincar una Rickenbacker, con este disco (de fácil y barata adquisición) te encuentras una buena forma de acercarse a la primera época de la punta de lanza de las bandas mod. Después se pasarían a terrenos más psicodélicos y experimentales pero dejaron en las probetas una buena selección de melodías, ahí queda parte del legado de Steve Marriot y Ronnie Lane, por aquí algunos seguimos disfrutando cada vez que gira uno de sus discos.



La Lufthansa les dejó pasar frío en la calle a cambio del penique que les deja Marianne Faithful
Leer toda la historia y tal…

lunes, 17 de marzo de 2008

Grandes discos que (casi) arruinan a su discográfica ( I )


# 1 Record - Big Star
Así estaba el tema (y tal...)

Los primeros setenta fueron el lógico contraste al imperio de los colores, la psicodelia, los movimientos sociales y la experimentación con todo tipo de sustancias (evidentemente, me refiero al fresquito y otras que alteran menos la mente como el LSD) de los 60. Desde luego la cosa no pintaba muy bien en el panorama político, la recesión estaba a la vista, la crisis económica iba a ser un hecho... En general la gente que iba a gobernar el mundo era menos simpática y más parecida a ese familiar al que no sabes cómo quitarte de encima en las fiestas de Navidad. Además, Marisol ya era toda una mujer y no podía seguir haciendo Lío en Río perpetuamente. Una tragedia, vamos.

Toda la Galia estaba rodeada, ¿toda? No, la música no evolucionó tan mal: superar la estela de los Beatles era un techo inalcanzable para cualquier artista, ni siquiera para los que lo hubiera tenido más fácil, como los Rolling Stones. Sin embargo, en los primeros setenta, los grupos de más éxito provenían de una década atrás, caso de Led Zeppelin o Pink Floyd, y habían tomado nuevos caminos: los 'Zep' un sonido más pesado y 'progresivo', mientras que Pink Floyd eran grandilocuentes en el estudio y en los estadios. Paralelamente, el glam-rock estaba surgiendo en las islas, Lou Reed sacaba su posiblemente mejor disco al mercado (Transformer) y surgían decenas de cantautores a uno y otro lado del Atlántico. Cierto, no era un mal panorama. El problema es que todo degeneró, el rock progresivo ganó la batalla hasta que las canciones se convirtieron en suites, con primeras y segundas partes y largos solos instrumentales. Una canción de Emerson Lake & Palmer puede ser hasta una buena opción en una cinta de mezclas, un disco entero puede ser insoportable. Menos mal que luego llegó el punk, la new-wave o el funk setentero y equilibraron un poco la cosa.



Mucho pop, pero vaya melenaza heavy


En esas, surgió una tercera vida, breve y sin mucho éxito, pero que calaría hondo en y sería influencia directa de muchos grupos. Esa vía surgió en Memphis, la ciudad de Elvis y la discográfica Sun Records, de B.B. King y la Beale Street y, por supuesto, de Stax Records. En 1971, Chris Bell (guitarrista y cantante) trabajaba en una discográfica subsidiaria de Stax, Ardent Records. Allí conoció a Andy Hummel y Jody Stephens y formaron un grupo. Después se incorporó como segundo guitarrista Alex Chilton, participante de uno de los mejores 'one hit wonder' de los años 60, The Letter de los Box Tops. El cuarteto se bautizó como Big Star en honor a una tienda de su barrio (que con el tiempo sería un Starbacks, seguro). La conexión entre Bell y Chilton fue inmediata y, como tantas otras parejas de compositores, se complementaron a la perfección: Bell había heredado el exquisito arte de crear imbricadas armonías vocales, Chilton tenía un fantástico gusto por la melodía y las guitarras potentes en dosis parecidas (aunque nunca se supo bien si estos papeles preasignados reproducen fielmente la realidad). Con un puñado de canciones tremendas y toda la fe del jefe de Ardent, John Fry, #1 Record -el primer disco del grupo- salió a la venta en 1972, acompañado de muy poca publicidad y una portada con el logo del grupo hecho de luces de neón. Naturalmente fue un fracaso de proporciones bíblicas, entre otras cosas porque el disco no podía encontrarse ni en las tiendas de Memphis debido a fallos de distribución de Stax y Columbia Records. Con todo, sonaba mucho más fresco, moderno y proponía una nueva reinterpretación de las canciones de Rock 'n' Roll de toda la vida, pero nadie le hizo caso. John Fry, a quien dejaría sin dudas decorar mi casa, pero no invertir mi dinero en bolsa, no se rindió y volvió a reeditar el disco poco después pensando que Big Star podían triunfar pese a todo. Nada ocurrió, pero el doble fracaso terminó con Chris Bell al borde de la depresión y abandonando el grupo y con Ardent Records en números rojos. Un solo disco, una sola apuesta y un fracaso con todas las de la ley.

Dos años después y (sabiendo que la crítica les tenía en cuenta, pero el público no) Chilton retoma el proyecto y graba nuevas canciones (algunas firmadas también por Bell), dando forma al segundo disco de Big Star: Radio City (1974). Todo pintaba fenomenal: era un álbum incluso mejor que el anterior. Como cabía esperar, Radio City acabó justo detrás de #1 Record en el estante de ofertas, así que Chilton y Stephens (ya que Hummel había dejado su lugar de bajista para pasarse a la ingeniería) con un espíritu kamikaze encomiable volvieron al estudio para firmar su último álbum, un doble LP grabado con Jim Dickinson (el pianista de Wild Horses de los Rolling Stones), mucho más íntimo y reflexivo. Con estos mimbres y considerando los precedentes, nadie quiso editar el disco que pasó de mano en mano hasta que el sello PVC lo hizo allá por 1978. Un gran disco, de nuevo condenado al ostracismo.


El grupo preferido de Don Pablo en Cuéntame?

Años después y, mientras Chilton y Stephens trabajaban en Ardent, los teléfonos comenzaron a sonar: grupos como REM, Teenage Fanclub, Wilco, The Replacements citaban a Big Star como uno de sus grupos favoritos y, sapristi, sonaban muchas veces como ellos. Por arte de birle y birloque, Big Star eran el espejo en el que se habían mirado algunas de las mejores bandas de rock de los 80 y los 90. De repente, los discos que estaban cogiendo polvo en las estanterías de las tiendas de discos eran auténticas joyas de coleccionista muy difíciles de encontrar. John Fry sabía que tenía grandes estrellas, pero como era un hombre paciente no le importó esperar 15 años hasta que fueran conocidos, ahora yo no sé cómo se las apañaba para pagar la hipoteca.

El disco

Lo curioso de #1 Record y de la carrera de Big Star en general es que puedes encontrar muy fácilmente gente que suene como ellos o trazas de sus canciones imbuidas en las de otros, pero cuesta encontrar una referencia directa de la música que hacen. Suenan como Tom Petty, como Teenage Fanclub en algunas canciones y su tercer disco y el A ghost is Born de Wilco guardan muchas concomitancias. Pero todo esto no son referencias, sino seguidores. Los grupos que ayudaron a configurar Big Star fueron los Beatles, los Byrds, Los Kinks, Los Zombies, Left Banke, las armonías de los Beach Boys, pero también el sonido Stax (esos arreglos de viento en Feel). Nadie hacía mejor pop con guitarras afiladas en 1972 que Big Star, si exceptuamos a Badfinger o los Raspberries.

El disco comienza de manera cautelosa con Feel, unos acordes de guitarra que dan inicio a la canción, donde se funden buenos riff con estupendas armonías de la pareja Bell/Chilton y unos arreglos de vientos que destilan puro soul. The ballad of el Goodoo rebaja el ritmo y nos descubre el don de Chilton como orfebre de melodías que le emparenta directamente con Paul McCartney (que podría componer un gran tema incluso con el ukelele tetrabrik de Martin). In the Street da la de arena y vuelve a mostrarnos a los Big Star de pulso firme. No hay concesiones: Don't Lie to me, When My Baby's Beside Me son grandes muestras de lo que un ritmo rápido, unas guitarras rabiosas y unos estribillos que se tatúan en tu cerebro pueden hacer por una canción Pop. My Life Is Right, Try Again, Watch The Sunrise, Give Me Another Chance completan el disco y descubren diferentes métodos de composición que desembocan en canciones llenas de lugares interesantes: baterías originales y potentes, solos de guitarra virtuosos sin caer en la autocomplecencia. Parece fácil de lograr, pero no lo intentan puede que lleguen que les salga una canción del Canto del Loco. Para el final he dejado Thirteen, una balada acústica con la dosis de melancolía permitida por 9 de cada diez dentistas. Una historia de un chaval de 13 años que descubre el rock y las chicas (las cosas importantes) envuelta en guitarras acústicas, un solo mil veces imitado y unos coros que nos acercan a la profecía de la canción pop perfecta.


Todos lo ocultan, pero llevan calcetines blancos

P.D.: en la actualidad, Alex Chilton y Jody Stephens han vuelto a la carretera e incluso sacaron un albúm en 2003 llamado In Space. Para sustituir a Bell (fallecido en accidente de coche en 1978) y a Andy Hummel, han convencido para la causa a dos 'vitorinos', ni más ni menos que Jon Auer y Ken Stringfellow, las cabezas pensantes de los Posies y deudores reconocidos de la música de Big Star. Por cierto, si queréis saber más de la banda os recomiendo este magnífico reportaje







Big Star en 1994. Increíble pero cierto ¡Los Posies en Traje!

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verleín

Leer toda la historia y tal…

viernes, 7 de marzo de 2008


The Cure - Madrid 6 Marzo de 2008


Ante el crecimiento institucional que estamos teniendo a lo largo de tan preciadas líneas del bloc, ya nos permitimos el lujo de mandar colaboradores a cubrir los distintos conciertos que se celebran por estas latitudes. Para ello nos hemos fiado de la colaboración del gran JJ Martín Burchill que ya por los años ochenta gastaba un peluquín digno de ser apreciado por Robert Smith. Anoche anduvo contemplando al cuarteto que más dinero ha gastado en laca capilar, a continuación podéis leer una crítica que deja por el pavimento a Julián Ruiz. Muchas gracias por su aportación.


"The Cure, Madrid 6-3-08, la verdad es que The Cure era un grupo que tenía un poco olvidado desde hace tiempo, e incluso nunca fui un claro devoto de su música, pero después de ver su último concierto, creo que tienen un nuevo adepto.

Creo que jamás vi en un concierto una mezcla de tanta calidad, fuerza y melodía como en este, su sonido fue tal, que no se echaban de menos florituras de escenario u otros adornos para amenizar la noche, las increíbles 3 horas, con sus canciones encadenadas sin descanso una tras otra, tan sólo interrumpidas por las dos breves pausas de rigor al final del concierto, creo que no decepcionaron a nadie. Es curioso comprobar que tras esa fachada un poco desconcertante, Robert Smith esconde un verdadero genio, bastante perfeccionista (seguro que "Roberto" odia el sonido MP3) apoyado simplemente por la guitarra, el bajo y la batería, no hace falta nada más, ni veinte músicos en el escenario, ni teclados, ni ningún otro efecto, para hacernos disfrutar de principio a fin, con sus nuevos temas (A Boy I Never new y Please Project), y los conocidos de los 80 y 90 ("Lullaby", "Hot, Hot, Hot", "Friday I'm in love", "Lovesong", "A forest" y "Just like heaven"), con una calidad tal que ensombrecería a muchas de las grandes bandas modernillas.

Finalmente os dejo esta cita de Robert: "Es tan triste que a the Cure se le siga llamando gótico [...] No somos categorizables. Supongo que eramos Post-Punk cuando salimos, pero globalmente es imposible categorizarnos. [...] Yo toco música de the Cure, sea lo que sea que esto signifique”.

Saludos de JJ Martín."
Leer toda la historia y tal…

jueves, 6 de marzo de 2008

Jazz y Funk en venta


Funk Inc. (1969-1976)


Todo acabó oficialmente en 1976 pero el funeral se celebró mucho antes, su último disco se publicaba en 1974 y dejaba un ligero suspiro de lo que hicieron tiempo atrás. Este último largo, aunque de duración escasa, estaba dedicado casi exclusivamente a las versiones con mucho toque soulero y muchas más voces que en sus primeros trabajos, a saber, “Gimme Some Lovin´” de Steve Winwood o “God Only Knows” de los Beach Boys como las más conocidas. En portada aparecen los miembros del grupo en un taller mecánico de los Estados Unidos más profundos, junto a un Rolls Royce y tomando algún Sandevid, seguramente mientras leas estas líneas ese primitivo tiendas aurgi se haya convertido en un Starbucks.

Pero si este último disco les dejaba una presentación más elegante, poco antes publicaron una trilogía de discos que van del homónimo Funk Inc al Superfunk donde eran mucho más descarados y animados, con la etiqueta del acid jazz en la solapa de cada elemento del grupo, una banda base de seis músicos donde ninguno se parece a los de abba, en la que saxofón, guitarras, bajo, batería o congas estaban engrasadas a la perfección con las numerosas colaboraciones, tanto vocales como instrumentales. Todo esta abundancia de músicos estaba capitaneada por el tal Bobby Watley, fundador y teclista del grupo que acabó por meter a todos los músicos en el Rolls Royce y dejándolos dispersos por diversas bandas de escaso éxito y haciendo cola en el INEM.

El primer disco de esta época titulado Funk Inc se encuentra recogido en una especie de recopilación con el Chicken Lickin´ en un mismo cd y de edición pobre en su formato, aunque, dejando a un lado la descarga, puede ser el mejor método de iniciación sexual con esta banda de cabezas afro. A este primer largo le seguirían el Hangin´ Out, también recogido en una edición de similares características a la comentada anteriormente, y finalmente el Superfunk, del que puedes escuchar una canción un poco más abajo y que cerraría filas a la mejor época de improvisación y frescura de los Funk Inc. Si alguien no es capaz de superponer la voz de Barry White en este tema, que nos escriba por favor.




Una vez muertos, la revitalización del Acid jazz en Inglaterra por los años noventa les permitió una ligera tregua de ventas y la opción de trincar algún royalty, así como ganarse un respeto que se había perdido, lo que hizo que Watley reuniera a la banda para una nueva grabación veintiún años después, tristemente dos de sus miembros originales habían fallecido y este disco titulado Urban Renewal fue un mero espejismo y ya no publicarían más trabajos.

Nunca fueron, ni nunca serán muy conocidos, pero alguna que otra aguja se estará divirtiendo deslizándose por el surco de sus discos y recordando que el placer es aun mayor cuando eres uno de los pocos que conocen donde está el tesoro.
Leer toda la historia y tal…