lunes, 16 de febrero de 2009

El verdadero Rolling Stone

Muddy Waters

Muddy Waters – Hard Again (1977)

En la vida las cosas se pueden resolver de muchas maneras, pero lo más difícil –como bien diría Otto en nuestra serie de cabecera- es hacerlo guapamente. La figura legendaria de la que nos ocupamos no sólo lo consiguió, sino que dio un vuelco a su carrera, rejuveneciendo con sabiduría y estilo y lo mejor es que obró ese milagro sin recurrir a Corporación Dermoestética ni un cambio de vestuario sugerido por Agatha Ruíz de la Prada. Lo hizo gracias a un solo disco lanzado justo en el que nadie daba un duro por él y actualizando un género de música que todo el mundo consideraba poco menos que muerto. El disco es Hard Again, la época los albores del punk y el genio cuyo humanidad es la quinta esencia del blues, el nunca suficientemente ponderado Mckinley Morganfield, más conocido como Muddy Waters.

En 1977, el blues no estaba en su apogeo precisamente, aunque la situación no llegaba a los extremos de mediados de los sesenta, cuando los Rolling Stones, en plena primera gira por EE.UU., grabaron en los estudios Chess y se encontraron fuera pintando el recinto al propio Muddy, lo que les llevó a pedir su presencia para grabar unas tonadillas y hacer una sesión para la historia (recomendación de Garajeland, si están haciendo obra en casa y uno de los pintores es negro, entona lastimeros estándares blues y porta un bigotillo fino, no lo duden, podría ser un hijo perdido de Muddy. Acérquense a él todo lo que puedan, sus enseñanzas pueden equiparse a las de un campamento de verano cuando tienes 13 años).


Muddy WatersLo raro no es que en la foto el tipo de la izquierda parezca Seinfield, sino que Johnny Winter pueda ser la digievolución de Andrés Iniesta.


Mr. Waters, en los últimos setenta, por no tener, no tenía ni discográfica: ya que Chess Records había sido vendida o malvendida y Marshall Chess, el hijo de Leonard , ahora era manager de los Rolling Stones, podía ser protagonista de Trainspotting sin mucha dificultad. La posibilidad de que Muddy Waters sacara nuevo disco eran, por tanto, más remotas que en este humilde blog no le pisemos al señor Diving Dwarf su próxima idea para un post. Llegados a este punto reflexionemos: Muddy Waters. El hombre. El BLUESMAN. Mannish Boy; y es posible que no sacara ningún disco más en su vida. La próxima vez que piensen que el actual momento musical está en un mal momento, mediten antes de dar rienda suelta a la sin hueso.

El salvador de esto, la persona que hizo que Mr.Blues volviera a un estudio no fue Superman (la deidad favorita de Homer Simpson) sino más bien un treintañero entusiasta del blues, que junto a su hermano había dado aires de renovación al género. Nos referimos a Johnny Winter, que tras unos cuantos años como solista, había decidido montar un sello discográfico y cuando se percató de que Muddy podría pasarse lo que le quedaba de vida echando una partidita en la tasca de la esquina le contrató sin dudar porque encajaba perfectamente (cual híbrido imposible entre las tallas M y L para los que tenemos el cuerpo jota) en Blue Sky Records.



Muddy WatersY ahora con la chistera se me parece a Juan Tamariz, pero cambiando el violín por una guitarra(y manejándola con maestría)


El siguiente paso fue contratar un estudio y al grupo que acompañaba a Muddy en ese tiempo, tan engrasados y habituados a su figura que podían predecir cada matiz, cada cambio introducido por Muddy mientras se comían un plato de callos (prueba última de maestría musical, como todo el mundo sabe). La lista la encabezaban Bob Margolin, el siempre a la sombra de Sonny Boy Williamson, James Cotton, y el todavía activo Pinetop Perkins (95 años y hecho un chaval cual Paco Martínez Soria del Delta). Johnny actuando a la antigua, encerró en un sótano de una casa a todos los componentes al mismo tiempo que nombraba a sí mismo productor y guitarrista principal del proyecto. Se dice que la energía que liberaban esas sesiones podía haber servido a Marty y Doc para prescindir de los 1,21 gigovatios y enchufar el Delorean al estudio. El propio Margolin comentaba que Winter, de tanto subir y bajar las escaleras del sótano hacía las sala de control estaba envejeciendo por momentos (también se comenta que podía tener algo de isquiotibiales, cual jugador de fútbol sempiternamente lesionado, pero eso es otra historia).

Hard Again empieza con el mantra que nos lanza Muddy: “Everything, everything is gonna be alright this morning”. Eso es parte de 'Mannish Boy', ¿que qué es Mannish Boy? Piensa en aquellas veces donde tu ego masculino (lo siento señoritas, pero esto es para machotes de pelo en pecho) ha sido satisfecho, a saber, cuando le pegaste de punterazo y entró por la escuadra desde 20 metros, cuando abriste un bote de aceitunas sin esfuerzo y sin hinchazón de la vena de frente o cuando cazaste al Yeti con tus propias manos (esto último no comprobable). Eso es Mannish Boy, 5:24 minutos de masculinidad concentrados en la voz de Muddy, una punzada que entra por tus oídos y colapsa por igual todas las extremidades hasta que tu cuerpo realiza una serie de convulsiones eléctricas al ritmo pegajoso de batería y bajo. No es raro que empieces a jalear con ‘Yeahs’ la interpretación de Muddy o que le sueltes al guardia de tráfico de turno aquello de "That mean Mannish Boy" (les llevaremos unos celtas cuando estén en el talego, no se preocupen).


Muddy WatersLes prometo que me he colocado igual (cajas de coca cola incluídas), pero no consigo ni dar una nota como Muddy.


El siguiente pulso al blues clásico es 'Bus Driver', donde el slide de Winter comparte protagonismo con la armónica implacable de Cotton y el piano saltarín de Pinetop. Puedes imaginarte a Muddy sentado en un taburete con su telecaster roja como testigo (que enchufada al amplificador no tocó ni una sola vez en toda la grabación), dirigiendo las operaciones, gesticulando y modulando la intensidad del blues de sus músicos (y también haciendo bueno el tópico español de ‘dos miran y uno trabaja’).

La siguiente canción, 'I want to be loved' parece el manifiesto de Muddy sobre el amor. Una gran lección de alguien que era un rompecorazones, una rara mezcla entre elegancia, dobles sentidos, ternura, e instinto de depredador. 'I can’t be satisfied' rompe los esquemas al escaparse del blues eléctrico de Chicago y volviendo la vista hacia lo hacia el delta, hacia lo rural (trabajando el agro que diría Lisa). Muddy demuestra con esta interpretación que fue algo más que una inspiración para el sonido de los Stones en Beggar’s Banquet. Con el siguiente clásico Muddy juega a niveles metalingüísticos tocando 'The Blues had a baby and they named it Rock and Roll'. 'Dawn in Florida' es la postal de Muddy sobre el estado de las naranjas y los jubilados con James Cotton contoneando notas de armónica con absoluta maestría. Con parte del cancionero de Muddy podría hacerse la historia de EE.UU., sólo Leonardo Dantés ha conseguido tratar tantos temas en un solo disco (bueno, él en una sola canción). Si necesitamos más pruebas tenemos 'Crosseyed cat', de ritmo danzarín y burlón donde Muddy habla sobre las mujeres. El blues, el verdadero, el que te infecta un día y jamás te suelta no habría existido sin las mujeres del mismo modo que sin Chabeli Iglesias no hubiera existido de niña a mujer (no pregunten de donde viene esta referencia, simplemente lean nuestro último mentiras como puños). Mientras divago, Muddy sigue a lo suyo, entregando una perfecta dosis de seducción y atrevimiento llamada 'Little Girl', demostrando una vez más que Muddy era un canalizador, un medio para hacer caminar la música de su grupo. Aun sin cantar su presencia se irradia en cada surco del vinilo (o del CD si no tienen la suerte).





Muddy murió unos cuantos años más tarde y, además de éste, dejó dos discos de estudio, y unas cuantas actuaciones gloriosas en directo y, también, el ataque de corazón que sufrió de Scorsese en “El último Vals” al darse cuenta de que había cometido el error de su vida permitiendo que el equipo de filmación se tomara un descanso mientras Muddy tocaba con The Band. La providencia hizo que Laszlo Kovacs(futuro director de fotografía de Spielberg) estuviera al quite y hoy podamos revisar ese documento donde una fuerza de la naturaleza entregaba sus últimas clases magistrales Pensándolo bien, si hubieran tenido que repetir la canción tampoco hubiera sido un problema; simplemente Muddy se habría dado la vuelta y les habría dicho a la muchachada: “Let’s do it, let's do it hard, again”.




Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verléin


P.D.: dedicamos este post al señor Diving Dwarf dueño de la bitácora más belicosoeroa del servidor más belicosera de la red más belicosera de los Interneses. Visiten su blog (o mejor no lo hagan dado que su calidad nos deja en pañales), no sólo todo su contenido deberian apredérselo cual lista de los reyes godos. Si empiezan a pensar como él no se preocupen, nosotros pasamos por la misma fase y todo sigue correcto, dos ojos, dos narices, tres orejas...

11 comentarios:

Tomás Verléin dijo...

Contraseña: peluquin

Un esquimal onanista (como otro cualquiera) dijo...

Que fácil es grabar discos clásicos cuando te llamas Muddy Waters y tienes esa pedazo de banda detrás tuyo. Bueno, lo mismo no es tan fácil, pero pintar las paredes de la discográfica tampoco y resulta mucho más aburrido.

Un esquimal onanista (como otro cualquiera) dijo...

Acabo de hacer lo de las cajas de coca-cola y la guitarra y está comprobado: los de Chess sólo me contratarían para pintar las paredes, aunque es posible que me entrasen pretensiones artísticas y tratase de emular a Barceló y su cupula... no quiero ni pensar como dejaría la pared.

Troy McClure dijo...

Tomás,

Muchas gracias por las alusiones.

Estoy pergeñando un comentario a la altura de las circunstancias, pero ahora me pilla mal de tiempo.

De momento sólo puedo resaltar el gran logro de este post: métete en Google, escribe literalmente muddy waters leonardo dantes, y dale a VOY A TENER SUERTE.

Es posible que Johnny Winter se presente como acusación particular, por lo que te paso en un correo privado el teléfono de mis abogados.

Para lo que sea, ya sabes donde estoy. Mucho ánimo.

El Enano

Troy McClure dijo...

Don Tomás,

De verdad que lo he intentado. Por Tutatis que he hecho un ejercicio de introspección que me traslade a un estadío literario superior. Por Snoopy te lo juro.

Pero vuelvo atribulado, inconsolable, lleno de aflicion y abatido ante la impotencia que supone ponerle verbo a tamaño disparate. Lo siento. Me supera este disco. Un acorde vale más que mil palabras. Creo que es una de mis más valiosas pertenencias junto con el single de Luis Aguilé "Es una lata el trabajar" en vinilo azul, de tirada limitada.

Al final he caido en la cuenta que el comentario más acertado es la frase de otro de tus incondicionales, el esquimal: "QUE FACIL ES GRABAR DISCOS CLASICOS CUANDO TE LLAMAS MUDDY WATERS". Cuanta razon tiene el lapón *ajillero este (dicho esto desde el más profundo de los respetos, afecto, admiración y amistad que nos unen de todos estos años), que me recuerda a Kenny extreñido.

Excusen lo soez de mi discurso hoy. Es la frustración y la crisis de creatividad.

Tomás Verléin dijo...

Aquí estamos los de siempre (y yo tan contento, vamos).

@ Esquimal

Queridísimo amante del frío invernal. Me da la ligera impresión de que yo soy un Leonard Chess y me viene un tío como Muddy y me canta una barbaridad como I got my mojo working yo le contrato aunque su nombre sea Max Powers y pongo un piso en algún lado.

Naturalmente, yo también lo he intentado todo, incluso con cajas de Mirinda y no he conseguido nada más que mis vecinos creen una asociación contra mi persona para que deje de intentar la pertinaz locura de afinar.

@ Divind Darwf (alias el enano, alias me meto en un dedo en el ojo, alias tengo mal el yeyuno, alias: es USTED MUY GRANDE).

Que le voy a decir, que tiene toda la razón:

1) No estoy nada contento con lo escrito, de hecho no me gusta un peluski.

2) No creo que ninguna palabra haga justicia a esta salvajada de disco. Ninguna. Pero algo había que poner. Aunque ahora estoy pensando que con el título del disco, una afoto y el enlace más que suficiente.

3) Evidentemente usted es más inteligente que yo (se venía intuyendo) y me ha pillado el truco de Leonardo Dantés al vuelo. tenía una apuesta privada contra mí mismo para ver si juntando estos dos nombres tan dispares se producía algún tipo de anomalía espaciotemporal, pero nada. La próxima vez probaré con algo más duro, algo que desenmascare a Ronald Mcdonald y que todo el mundo sepa que ese payaso tiene pinta de hacerles cosas malas a los niños. Anda, que ya estoy desvariando, pues he tardado mucho.

Gracias a ambos

Un esquimal onanista (como otro cualquiera) dijo...

Diving Dwarf, voy a agregarle de inmediato a los blogs amigos del onanismo, porque no es de recibo lo mío, que llevo robándole una temporadita (J. Geils Band que directazo) sin comentar siquiera y de bien nacidos es ser agradecidos.

El rey lagarto dijo...

Buen blog, he llegado aqui por mediacion de un esquimal onanista... Joder que raro suena esto jajajaja.

Un saludo desde la ruta, te enlazo.

http://blasroute66.blogspot.com/

Tomás Verléin dijo...

@ esquimal onanista

Su capacidad de aumentar las visitas de este blog recomendándonos a lo más granado de la comunidad bloggera nos asombra (como el progreso de la aceptación de la muerte de Homer al doctor Hibbert). muchas gracias, pero no siga por ese camino o tendremos que meterle en nómina y nos vamos a gastar una fortuna en mandar los cheques a Laponia, Groenlandia o Jaén (sitios todos de parecidas latitudes y donde hay posibilidad de encontrarse un esquimal). Es usted un grande.

@ El rey lagarto

Bienvenido sea usted a esta parcelita donde no pedimos más que un chequeo médico (revisión de los 14 años) para formar parte de él. Dese usted por enlazado.

Un esquimal onanista (como otro cualquiera) dijo...

¿Un chequeo médico? huyhuyhuyhuy...

Tomás Verléin dijo...

@ Esquimal

A usted no se lo hicimos pasar???? Qué tecla tocó apra saltarse ese apartado indispensable de la familia garajelandera???