sábado, 31 de octubre de 2009

Nuestros tarados favoritos (I)

Guy Stevens

Filosofando el otro día mientras me comía un tentempié con la pierna estirada sobre una valla del ayuntamiento (la forma de degustación favorita de los habitantes de este bloc) un pensamiento mitad epifanía mitad chorrada cruzó como un rayo mi atribulada mente: "Lisa necesita un aparato... seguro dentallllll". No ese no, lo que hizo un zapateado sobre mis neuronas fue la idea que aquí hemos hablado sobre genios, sobre grandes músicos e incluso sobre la mezcla de ambos (lo que suele dar lugar a sujetos perfectos para esta otra sección). Pero también me he dado cuenta de que hemos dejado sin categorizar a una clase de fauna que pulula por este bendito mundo: los tarados. Una afrenta tal que necesitaba una rápida y eficaz solución sólo a la altura de meterse por dentro las perneras del pantalón cuando en tu casa hay un inundación.


Por si alguien se le pregunta, con tarados nos referimos a ese estrato social de músicos, deportistas, escritores, artistas de vodevil y payasos con un triple tetilla y el pelo verde cuya línea entre la genialidad y la locura extrema es traspasada con tanta facilidad que hacen suyo aquello de "entre Pinto y Valdemoro" (este humilde escriba les recomienda ir a la frontera entre ambas ciudades madrileñas y armados de un GPS ir diciendo: "ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro" unas cuentas veces. Mejor que un balneario y más barato, se lo prometo). ¿Ejemplos concretos? Pues lógicamente Tarantino, los jugadores lituanos de baloncesto (capaces de hacer 35 puntos en un partido y un 0/12 en el siguiente sin que cambie su rictus ni lo más mínimo), Chuck Palahniuk o Krusty El Payaso. En términos estrictamente musicales tenemos unos cuantas ideas preparadas, pero de momento comenzamos con uno de los productores más sonados que han pasado nunca por un estudio de grabación.


Guy StevensSi este grupito hubiera venido a verme mi madre no les dejaba pasar del recibidor. Guy es el que parece más tarado de todos, ehhhh. Vale, mejor: el de barba.




Guy Stevens (1943-1981) es más conocido por ser el productor (y vertebrador) del London Calling (que ya son palabras mayores) de los Clash, pero ya estuvo presente con el grupo en una de sus primeras demos y su fama en Inglaterra hacía tiempo que le superaba. Guy era una de esas personas que no sabes bien qué hacía, pero que parecía estar en todas partes; como DJ en alguno de los bares de moda, como impulsor de la música americana (era presidente del club de fans de Chuck Berry y responsable de que muchos artistas americanos llegaran a las islas) o como una figura destacada de la locura más marciana de la época (era habitual dando consejos a los Stones, él les proporcionó por una serie de casualidades el nombre de Sticky Fingers).

Como muestra de su taramiento traemos un documento exclusivo (bueno, vale, del Youtube) de Guy en las sesiones de grabación del London Calling, donde para marcar territorio nuestro protagonista se presentó armado con cientos de vinilos y unas cuantas botellas de cerveza que tuvieron que ser esquivadas por el grupo mientras grababan. Era uno de los modos de Guy para motivar al personal. Otros eran las peleas con el ingeniero de sonido Bill Price, en las que acaban a palos por la mesa de mezclas, por no hablar de la vez que llenó el piano de cerveza para evitar que nadie lo tocara en el disco. Aún así, los Clash estaban encantados con él y solían decir que había extraído lo mejor que llevaban dentro. Aprendan, motivadores profesionales. Lo dicho, un candidato perfecto para esta sección, como bien se muestra en este vídeo:




Una vez visto, varias consideraciones:

1. Joe Strummer era el santo Job con tupé. Que levante la mano quien no habría dado un par de redobles a rodabrazo al señor de la barba y pelo rizado que está a su lado dando saltos y gopeando la mampara de protección (que no es otro que Guy Stevens.).

2. Que el momento escalera-piano (minuto 4:20 aproximadamente) es de esos en los que sabes que el desastre va a ocurrir, pero es tan atrayente que no puedes dejar de mirar.

3. Que nunca una silla de plástico hizo tan feliz a alguien (minuto 5:20).

4. Que de alguna manera todo tenía que desembocar en 'Louie Louie' (minuto 6:15), canción para los tarados por excelencia.

5. Obviamente todo el mundo en su momento tuvo la sensación de que Guy estaba totalmente de la chola (y sin beber barníz como Barney), como ejemplo el momento Keep rollin', Keep rolling' (minuto 8:15), pero se le perdonaba porque llevaba una bufanda del Arsenal (que no se quitaba ni para tomar una merienda cena) y como todo el mundo que se haya leído Fibre en las gradas (de Nick Hornby) sabe que ser del Arsenal en los finales de los setenta daba para romper sillas y mucho más.

6. Que todo acaba como el rosario de la Aurora, con Topper (baterista) en la guitarra, Joe en el piano y todos haciendo sonar a los Clash por Chuck Berry... por el amor de Chuk (Norris).

Los hechos demuestran que Guy era un tarado en grado sumo, pero si fue capaz ayudar a que las mentes de los Clash se abrieran totalmente y produjeran una maravilla atemporal como el London Calling deberíamos tomar como norma aquello de: "pongan un tarado en sus vidas".

Por último les dejo con un enlace al recopilatorio de la música que le gustaba a Guy y que editaba a través de Sue Records (subsidaria de Island) y su mejor frase: "Hay sólo dos Phil Spector en el mundo y yo soy uno de ellos".

Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein

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viernes, 23 de octubre de 2009

Perdidos en garajeland


Gracias a los analizadores de páginas web uno puede avistar un montón de gente que se pierde en su búsqueda real y finalmente viene a parar precisamente aquí, a este querido, a la par que modesto, blog. Es para ellos esta pequeña ayuda, reconduciendo a esta pobre gente (que se le va a hacer, estamos dotados de un gran sentido de la ayuda al prójimo) que con una historia humana detrás ha caído por error en nuestra web. Ojo, esta asistencia está patrocinada por el INEM en forma de cursillos de asistencia obligatoria y dotada de seis créditos de libre erección universitarios canjeables por asignaturas como “Topografía no topográfica”, “Historia universal de Navarredonda” y “Ciencias de la Oliva“. El trabajo será desagradecido, pero una sola alma auxiliada habrá merecido la pena. Según parece, y con las gafas de ver de cerca puestas, este mes de Octubre ha sido bipolar: gente buscando porno y como suicidarse con Tryptizol. Queridas vidas anónimas, el departamento de garajeland a sus pies.



Miedo me da que nuestros lectores potenciales busquen cosas como esta, más que nada porque fue nuestro disfraz en los carnavales 97/98


suicidarse con tryptizol”: Querido lector, si ya pasó por garajeland antes de escribir semejante frase en el navegador le entiendo perfectamente. En cualquier caso, yo probaría a leer el prospecto y no hacer caso de ninguna de sus indicaciones, ayuda bastante.

“¿os va bien el tryptizol?”: A nosotros sí, gracias. No hable con Nick Drake, y si lo hace con el de arriba, nos cuenta que tal le ha ido.

porno enanos – rapidshare”: Muy buenas. Solemos utilizar megaupload para la subida de archivos. Verlein no pasa del uno sesenta, pero desconozco si grabó en porretas alguna película. Visite www.pornoenanosrapidshare.com quizá allí le ayuden.

fotos de travestis en pijama”: Desconozco el método de reconocer a un travesti si no es mirando su churro. Es fácil contactar con uno mediante las páginas de contacto de los periódicos, quede con él y cuando averigüe su condición le hace usted mismo las fotos vestido.

señoras pechugonas videos”: Escriba lo mismo en youtube. El resultado puede llegar a satisfacerle.

cuantos...años...tiene..este..grupo..rolling stones”: Me encanta su forma de poner puntos suspensivos. Contestando a su duda: Depende, creo que sus componentes no nacieron el mismo día, pero en antaño eran jóvenes, no hace mucho rondaban los sesenta y desde entonces me he despreocupado de su edad. Aquí se detallan sus fechas de nacimiento. Buena suerte.

cantante con boina, concierto en vivo, rock en ingles”: En este bloc solo este responde al perfil que busca, si no le convence pruebe con Downliners Sect. Me surge una pregunta: ¿algún concierto no es en vivo (salvo la última gira de Madonna)? Por favor no conteste, que luego me pongo a Iker Jiménez y no pego ojo.

desenlace final de la guerra de los chicles”: Hola, creo que todo acaba cuando a la chica guapa de la clase le tiran al pelo un boomer de natillas y no le queda más remedio que cortarse la cabeza ante el intenso olor a aroma de canela que deja en el aula de segundo be. O eso, o tendrás que comprarte el libro para aprobar. Somos majos, pero no el rincón del vago.

bar jamón boda de estibaliz en 2009”: ¿Estíbaliz se casa? ¿en el bar jamón? ¿y nosotros sin saberlo?. No vaya a ese bar, su género está salado, los panchitos revenidos y la cerveza la ponen sólo de espuma; por no hablar de los baños, que compran papel del barato, el que raspa.

fabula pero q tengan sentido cortas”: Sí, en garajeland se escriben fábulas, ya que tengan sentido... Compre alguno de los libros de Aznar y no permita que desaparezca el formato en papel buen hombre/mujer/travesti en pijama.

listado de becas de libros 2009 del colegio santisima trinidad alcorcon madrid”: Verá: nosotros estudiábamos en el de al lado, y ya se sabe lo de la rivalidad entre vecinos. Amablemente le pido que largo de aquí, no pensamos ayudarle. No obstante gracias por su visita, y vuelva cuando quiera.

edredones de transformers”: Si se refiere al disco de Lou Reed, son las sábanas más recomendables para que su hijo piense en la heroína, en travestirse, hacerse amigo de alguien con el pelo blanco y quizás construir un pequeño fuerte con el edredón nórdico.



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jueves, 15 de octubre de 2009

Fondo de Armario ( II)

George Harrison - I'd Have You Anytime (1970)


Recuperamos hoy la pieza perdida del Beatle místico y que participó en los Simpson para decirle a Homer que era 'muy salaó'.

Nombre: I'd Have You Anytime
Autores: George Harrison & Bob Dylan
Fecha de grabación: mayo/agosto de 1970
Productores: George Harrison y Phil Spector
Ingenieros de Sonido: Ken Scott, Phillip Mcdonald y Eddie Klein
Músicos presentes en la grabación: George Harrison: voz y guitarra.
Músicos que probablemente estuvieron en la grabación
: Eric Clapton (guitarra), Klaus Voormann, y Carl Radle (bajo); Gary Wright, Bobby Whitlock, Billy Preston, Gary Brooker (teclados), Ringo Starr, Jim Gordon, Alan White (batería).
Músicos que grabaron las otras canciones y como son tan buenos, conocidos y me ha costado recopilarlo, pues lo pongo aquí: Peter Frampton: guitarra; Dave Mason: guitarra; Phil Collins: percusión,; Pete Drake: Pedal steel; Bobby Keys: Saxofón tenor; Jim Price: trompeta; Badfinger: guitarras rítmicas y percusión.
Arreglos de orquesta: John Barham.
Datos extras: todos los que grabaron en este disco tenían que lucir melena y barba larga . Naturalmente Harrison proporcionó el peluquín adecuado a Phil Collins, que con 19 años recién cumplidos ya grababa con un grande y sufría problemillas de alopecia.


George HarrisonGeorge mirando al jardín y descubriendo que alguien le ha pisado las petunias.



Dicen los críticos y listos en general que saben de esto de la charanga que All Things Must Pass es el mejor disco de un Beatle en solitario. En Garajeland ( que no somos ni lo uno ni lo otro y pese a que esto parece un blog de música, en realidad es una excusa para travestirnos en las entregas de premios) sólo podemos responder como Lisa cuando se le pregunta sobre cómo se vive en generación de los que ni sienten ni padecen: "bueeeeeeeeno". Resumiendo: All Things Must Pass es una obra maestra, pero no menos que Plastic Ono Band o Band On the Round. Nosotros apoyamos a todas las obras maestras por igual. Si insisten les susurraré que el disco de Harrison es uno de mis favoritos de siempre (suerte que tienen, mi compañero sólo les reconocerá que es uno de sus álbumes favoritos de este buen señor grabados en 1970 y, aún así le apreciamos).

Si nos dejamos de zarandajas, All Things Must Pass es un grandísimo disco de un músico en estado de gracia. George nunca tuvo mejor cancionero a su disposición para una grabación ( y se dejó por el camino joyas como 'Not Guilty', que aunque fue grabada posteriormente siempre he preferido la versión casi desnuda -en realidad prefiero casi todo lo que venga casi desnuda- del Anthology 3 de los Beatles) o un elenco de músicos tan numeroso y de tanta calidad. Si la nómina de músicos tenía famosos a cascaporro, tampoco hay que olvidar la figura de Phil Spector que aplicó su consabida fórmula de grabar canciones con el muro de sonido en todo su esplendor (acumulando docenas de músicos e instrumentos), desplegando su magia que tan bien sentaba a las canciones de Harrison (excepto en algún exceso propio de la época) y asustando al personal con la mágnum que guardaba cerca de su pecho, como recordaba en sus memorias Eric Clapton.


Recapitulemos: tenemos un compositor en el mejor momento de su carrera (tras años de ninguneo en Los Beatles por parte de John y Paul, que si dejaron pasar gemas como las que hay en este disco pese a que muchas ya estaban compuestas por George antes de 1969 sólo merecen un golpe con una toalla mojada en el morroplastio), excelentes músicos y un productor que lo mismo te saca una obra maestra que desenfunda la pipa cual pistolero del eclipse, pero: ¿es conocido este disco por todo eso? Pues sí y no. Porque la fama se la llevó el tremendo pelotazo comercial que fue 'My Sweet Lord'. Ya saben: número uno hasta en chorrilandia. La canción que puso a Harrison hasta en las discotecas del salón de todo quisqui, incluso en aquellas donde sólo había un disco de villancicos y el que regalaban con almacenes Latorre; aunque también fue un dolor de cabeza para Jorgito, puesto que tuvo que admitir que 'se había inspirado' en una canción de las The Chiffons y pegar derechos de autor, pero ¿quién no conoce esta canción si se la tarareo? Probablemente sólo contestaría 'no' un muerto. ¿Saben dónde estaba situada I'd have you anytime? Pues justo antes de 'My sweet lord'; es decir: condenada al ostracismo.


George Harrison Bob DylanOculten a los niños en sus casas, cierren puertas y ventanas y recen lo que sepan: Bob Dylan está sonriendo (bueno, esboza una sonrisa que ya es...).


Pero todo eso también es irrelevante. La canción es formidable, tanto si se analizan sus pormenores como si se disfruta sin ambages. Si hacemos lo segundo, destaca que fue compuesta a medias por Dylan y Harrison, en un esfuerzo común cual pareja del Pressing Catch en unos años donde uno y otro se lanzaban guiños (el propio Harrison grabó la canción de Bob 'If not for you' en el mismo disco) y ha sido de los pocas personas que consiguió tener una relación próxima con el Duluth, que es famoso por contestar a preguntas como "¿Como estás Bob?" con respuestas como: "Patatas traigo".


Volviendo a la canción, esta maravilla de melodía dulce y pausada mezcla perfectamente la letra que se lamenta de un amor perdido con una música casi etérea. Una combinación exquisita que también demuestran la voz de George y la guitarra solista de la canción (un Clapton increíble pese a estar en una de sus épocas de drogadicción más duras), ambas fundidas elegantemente en cada final de la estrofa dejando un efecto Norit en el oyente que tarda un rato en disiparse. Aunque quizás lo que más me gusta de la canción es precisamente lo que casi ni se aprecia: la batería, la percusión y la guitarra acústica; que tejen el perfecto manto para que el resto pueda destacar, algo así como un como los que se quedan abajo en los castillos humanos.


GeorgeHarrison Phil SpectorReunión de notables: el de la izquierda se me parece irremediablemente a José Antonio Camacho (ahora mismo entrenador del Osasuna), Harrison ganó el premio Pantene de ese año y Phil Spector podría pasar perfectamente como el solitario disfrazado.



Esta sencilla canción se me hace de escucha obligada cada cierto tiempo. No diré cuándo, pero así es la vida señores: a veces apetece escuchar esto, a veces lobotomizarse con 'Sister Ray' y en ciertos momentos, el 'Buenas Noches Señora' de nuestro gurú Bertín es lo más apropiado. Lo más difícil es acertar con el momento. Una pista: la tercera opción no es la más adecuada en una entrevista de trabajo.





Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein

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miércoles, 14 de octubre de 2009

Los Young Fresh Fellows nunca permitirán que nos deprimamos



Young Fresh Fellows - The Men Who Loved Music (1987)

No hace mucho se habló en estas páginas sobre los Young Fresh Fellows, pero cosas del verano y la falta de nuestro más fiel público: los jubilados que nos visitan en los intermedios de Saber Vivir, el grupo pasó de puntillas y quizás no lo merezcan. Estos chavales de Seattle han pasado por muchos estados de humor en sus ya veinticinco años de carrera, lo que les hace compositores de unos... bueno, un montón de discos. Seguramente no sea ninguna exageración decir que en estos tantos años, pocos grupos hayan alcanzado el grado de diversión y frescura que ellos; lo dice mucha gente, y hasta donde llega mi conocimiento, ni Jaimito Borromeo ni Angel Garó lo han dicho, punto a favor. La elección entre todos los seleccionables es The Men Who Loved The Music, no por su largo título, mis razones son simplemente que tenía que elegir uno entre toda su discografía, pero los motivos para escucharlo son muchos más, en pocas líneas diré alguno (por lo que se pueden saltar dos párrafos). Desde mi parcial punto de vista todos son muy objetivos.



El grupo en la contraportada (Scott, Jim, Tad y Chuck), los padres de Scott le dotaron de un carácter amable, un gran sentido para la melodía pop, pero la fotogenia de Juan Tamariz


Algunos conocerán a Seattle como la ciudad que está en la esquina Norte de EEUU, otros como la ciudad del grunje, algunos por ese pirulí que aloja un Rodilla (información no contrastada) en su interior y otros simplemente por ser la ciudad de los Sonics y el mejor garage que se ha hecho nunca. Scott McCaughey crece bajo la influencia de todos los grandes grupos de su ciudad que en la década de los sesenta pusieron patas arriba el concepto de música pop llevándola hasta unas dosis de salvajismo que aun no se conocía fuera de tan lluviosa urbe. Además, tiene una capacidad innata para asimilar todos los estilos de los grandes grupos que ha escuchado durante su vida (ahí están desde los Beatles y los Kinks a NRBQ, Badfinger o Elvis) y rendirles tributo en forma de grandes canciones que evocan a todas sus bandas favoritas pero con un estilo inconfundible e inimitable.



Ya con Kurt Bloch la cosa se desparrama, Scott con un gorro de punto y Jim intentando imitar a algún personaje de Sensación de Vivir

Los Young Fresh Fellows se forman en 1982 y siempre ha contado con músicos realmente excepcionales con sus propios instrumentos y también con los de los demás, Tad Hutchinson, Jim Sangster y Chuck Carroll, que abandonaría al grupo después de este Loved Music. El éxito de ventas les has sido injustamente esquivo, pero a cambio han ganado una buena legión de seguidores, muchos grupos que les citan como sus favoritos y quieren trabajar con ellos, y han contado con una total libertad creativa (míticos son los créditos del New Adventures In Hi-fi de REM en donde varios músicos participantes aparecen por cortesía de sus discográficas, salvo Scott, que aparece por cortesía de Christy, su mujer) que les ha permitido hacer lo que les diera la real gana, en especial Scott y sus múltiples colaboraciones y proyectos, los Minus 5 o REM son quizás las más conocidas, que dan para escribir un libro tan largo como Fray Perico y su Borrico. En el año ochenta y siete publicarían este tremendo lp (primero con Frontier y con otro berraco a tener en cuenta: Conrad Uno en la producción) que contiene algunos de los mejores momentos de su entretenida carrera musical.

Algunas razones para escuchar The Men Who Loved The Music son de tanto peso como las teorías de Darwin (chúpate esa Texas): La primera y muy importante es la casi total imposibilidad de fallar al otorgarle una etiqueta musical, para gente como yo que le cuesta tanto hacerlo, puedo decir abiertamente que tiene garage, country, powerpop, rock and roll, y todo con el especial sentido popero de las composiciones de McCaughey. La segunda es las dosis de humor que desprenden en todos sus discos, a veces se les tacha de tomarse muy poco en serio, pero los humoristas que entregan los premios Nobel hacen justo lo contrario y no por ello se les aparta cuando reparten los canapés. La tercera, pero no por ello menos significativa, es que desde su estupenda “Taco Wagon” se han convertido en todos unos expertos en la degustación de tan rellena pieza culinaria, sus fotografías en el myspace son prueba de ello. La cuarta será exagerada, pero gente como esta es muy necesaria en el triste panorama musical actual.



Algunos aseguran que después del salto hubo tres lesiones simultáneas (incluyendo la triada)

La última, y según se mire, para algunos serían las canciones. El aire campero y cervecero de “Hank, Karen And Elvis” (alusión a los fundamentos de la forma de idolatrar a las estrellas en su país) y “Ant Farm”; ponerse sarcásticos con “TV Dream” y ese carrito donde poder arrastrar la tele por toda la casa; otras con el optimismo reinante en la mayor parte del disco hace que se les coja cariño, “Unimaginable Zero Summer” (colaboración de Terry Adams al piano) o “I Don´t Let The Little Things Get Me Down” son prueba de ello; tampoco los aires garajeros pierden ápice gracias a las primeras colaboraciones de Kurt Bloch con el grupo: “Just Sit”, la absurda y no por ello menos encantadora “When The Girls Get Here” en donde pretenden hablar con chicas sobre circuitos integrados para demostrar lo listos que son; títulos alusivos a Ringo, y hasta un modesto éxito comercial: "Amy Grant", dedicada con humor a la cantante cristiana de mismo nombre. Puede que solo sean treinta y cinco minutos, pero no encuentro forma mejor de disfrutarlos, cada vez que termino de escuchar el disco me pregunto si los Young Fresh Fellows son los hombres que aman la música o es al revés: la música quiere a los Young Fresh Fellows.

Como complemento de la jugada, los Young Fresh Fellows van a estar de este mes de Octubre presentando su último (y otra vez recomendable) disco. Aprovecha si te cae alguno cerca. Estas son las fechas y localizaciones:

Viernes 16: Bilbao. Kafe Antzokia
Sábado 17: Vitoria. Helldorado
Domingo 18: Gijón. Casino
Jueves 22: Valencia. Wah Wah
Viernes 23: Murcia. 12 & Medio
Sábado 24: Madrid. El Sol

servidor: megaupload. contraseña: peluquin
>>>Pincha & sal de la Cueva<<<







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jueves, 8 de octubre de 2009

El hombre que se creía perro y otras historias mucho menores


Dr.Dog – Easybeat (2005)

Muchas cosas han pasado en estos meses de asueto, primero las vacaciones que nunca se saben cómo van a salir y, segundo, el asuntillo del traje de cóctel y los Premios Peluquín, del que fue relativamente fácil embutirse en él, pero francamente complicado salir. Lo probé todo desde el insulto hasta la grasa pequeña Lisa. Al final, opté por el el viejo truco de 'sale a rosca' con satisfactorios resultados en el resumen, pero si se indaga algo más hay varios brazos desmembrados, como si de una peli de zombies se tratara.

Con todo esto como bagaje he decidido que, tal y como mi compañero perpetró hace unos meses, hacer partícipes a nuestros lectores de la máxima adicción que vengo sufriendo últimamente y que está a la altura del régimen de cucharadas de Nesquik que sigo tomando para el desayuno. Mi adicción no tiene la enjundia ni la campechana aristocracia de The Duke and the Dutchess, de hecho el nombrecito del grupo que me tiene loco es de los pocos que queda igual de mal en inglés que en castellano (Dr. Dog), pero debo reconocer que he sucumbido totalmente a su música tras ingerir masivamente su disco Fate (2008) y posteriormente Easybeat (2005) y, como cuando me convertí al Raelismo, he pasado de mirar a dicho grupo con una mezcla de recelo y curiosidad a propugnar su adoración como Homer al líder que lo sabe y lo puede todo.

En las casas de apuestas de Londres está 12/1 a que el baterista se desparrama por el suelo en lo que el perro de la foto ladra



No es sólo me parezcan buenos, es que me ofrecería como pipa para alguna gira ( con resultados menos desastrosos que el Nota con Metallica) si fuese necesario. Por si no lo saben opté al premio Vaguno 2006 y me tuvieron muy en cuenta para la edición de 2007, así que imaginen lo fuerte que me ha tenido que dar con estos muchachos para ofrecer mi fuerza de producción así de primeras, a mi padre le daría un pasmo si se enterara.

Para saber el porqué he comprometido mi sano juicio a estos señores he buscado una frase corta y sencilla que resuma un concepto, lo más cercano que he encontrado es: "son de Filadelfia y uno de los guitarristas lleva sobrero de la estepa rusa". Seguramente esto les resuelve la duda lo mismo que si les menciono: "conozco a un chico que se parece a Portillo y estudia Topografía", pero en este caso nos sitúa bien a Dr. Dog, unos tíos que hacen pop de alto octanaje, anclado en el pasado pero que no suena antiguo, que llevan ropa de invierno en plena de ola de calor. Si no fueran músicos las vecinas les señalarían con el dedo, pero como lo son, la cosa se queda con que son excéntricos.


Como todo esto me está quedando más denso que el programa de Dragó (con menos cultura japonesa y gatos, aunque todo se andará, hagamos un poco de historia: Toby Leaman, bajista y Scott McMicken, guitarrista y ambos residentes en Filadelfia montan un grupo con influencias en los Beatles, Beach Boys y The Band (qué tendrá la letra B del alfabeto que está llena de próceres) y en general el pop de los sesenta. Consiguen un guitarrista más y un baterista (se ponen motes cada uno de ellos, todos empezando por T -no me digan que no son tan adorables para cómo mínimo ponerlos al lado de la bailadora de flamenco y el toro encima de la tele), autoeditan su primer disco, un crítico de NY Times ensalza este disco del que hablamos, el resto de críticos se les unen; comienzan a ser teloneros de bandas como los Black keys o Racounters, tocan en Conan O'brian un par de veces, sacan Fate el año pasado y se convierten en una de mis bandas favoritas. premio para el que me diga la frase menos relevante de este párrafo.


Vale, sí, es difícil abstraerse de la teoría de la navaja de Ockham y si escucha de pasada a Dr.Dog lo primero que le venga a la cabeza es: Beatles. Lo bueno es que si se les presta la debida atención, el resultado es mismo. No es que imiten a los Beatles o suenen como ellos, es que da la sensación de que avanzan hacia el mismo sitio que los Fab Four entre 1965 y 1970. Cada vez que reviso a estos loco tengo la permanente sensación de déjà vu en mi cabeza, empiezo a pensar que así es como McCartney terminaría una canción o que esa es la crudeza que Lennon pondría en una melodía. Puede que me esté pasando, pero a veces tengo la sensación que la muerte me acecha (como al abuelo Simpson), sólo que la mayoría de las veces es sólo Maggie. Lo peor de todo este asunto es que sería injusto. Obviamente recuerdan a los Beatles más experimentales, pero también a los primeros Pink Floyd a Millenium o Yellow Balloon y un montón de grupos más. Tienen un encantador sonido añejo (baterías con sordinas imposibles, slides harrisonianos, bajos con swing) y unas melodías absolutamente desarmantes. Un grupo con semejantes armonías vocales no puede ser malo.

El típico gesto cariñoso aprendido en Leningrado mientras se hacían una beca de estudios. En España le hubiéramos dado una colleja que le conectara las orejas con la nuca y habríamos mentado a su madre... distintas apreciaciones del cariño.


Mucha cháchara ( o bulebú chachau que diría el añorado Gil-Kong), pero no sabemos qué ofrece Easybeat. Pues de primero un ejercicio de pop sin fisuras: 'The World May never Know' que envuelve en una melodía casi hablada en coros merseybeat, una batería que parece de juguete y un piano que fulmina tu mente con un pensamiento: Lady Madonna. Una de las mejoras cosas de este grupo es su variedad, entendida también en términos de voces solistas: la infantil y delicada de Scott McMicken en contraposición a la soulera del bajista Leaman, que demuestra todo el potencial en premeditadamente improvisada 'The Pretender'. Nuestro amigo Leaman navega rompiendo la voz una y otra vez en una melodía llena de detallitos de guitarras camperas y melodías épicas. Yo no meto tantas cosas ni en las ensaladas de final de mes. Variada, rupestre y juguetona es 'Oh No', sencilla sí, pero coronada con una coda más propia de tiempos de casacas de colores y guateques sin el hijo pequeño de Cuéntame (afortunadamente).

'Easybeat', además de dar título al disco es la canción más ambiciosa, con una estrofa que desemboca en un puente que debería figurar en las academias de pop (con Brian Wilson de director y Zach Morris de alumno estrella), en el estribillo conviven toques de la guitarra de Harrison con todos los trucos que tendría la canción perfecta y de la psicodelia más sesentera, influencias que comparte con 'Fools'life', que podría pasar por una canción de Arthur Brown sin máscaras de mini-hostilidad y fuego.


El de la tienda muy contento sí, pero parece ser que luego se extraviaron unos cuantos elepeses y se vio salir al pequeño de las gafas con unas sospechosas nuevas orejas redondas de color negro...


Argumentos distintos utiliza 'Say Something' que guarda semejanzas con el Neil Young más despreocupado y lo mezcla con el bostezo de Lennon 'I'm only Sleeping'. Entonces es cuando Dr. Dog guarda su truco más ladino, uniendo la melodía principal con un estribillo impactante, épico, pero al mismo tiempo como dejado de la mano de Dios y pleno de acierto. En dos brochazos han demostrado la teoría de que el estribillo perfecto viene a ti, no hay que buscarlo. Algo que Coldplay dejó de entender allá por el año 2000. Para bajar semejante pistón (con el punteo final sufro todo tipo de apariciones marianas) se utiliza 'Today' y funciona lo mismo que verte dos horas seguidas de Playhouse Disney con tu sobrina de cuatro años; un paseo por el parque que te congracia con el resto de los humanos y que juega de manera soberbia con las dos voces solistas. El final está cerca y debe ser intenso, melancólico y no a la manera del último anuncio de Eau de Lancaster, sino como una especie de 'singalong' que termina con una frase tan cósmica y filosófica como: 'We're part of the dream'. No es el final de 'The End', pero es una gran aproximación, algo así como mi imitación de George Clooney haciendo el anuncio de Nespresso (al menos ladeo el cuello igual), pero en bueno.



Quizás no sean más que cinco músicos más que competentes en lo mejor de su creatividad con un par de discos más que recomendables, pero yo veo manos negras hasta en una elección de presidente de comunidad y creo que un día se destapará el pastel y estarán implicados Macca, Lennon, Harry y Ringo (y Yoko Ono tendrá la culpa, naturalmente). Todo se sabrá, salvo que a mí no han engañado,que yo elegí Beta cuando tuve que elegir, por el amor de Dios.


Pincha & desparasítate
Contraseña: peluquin



Vuestro amigo en el tiempo, Tomás Verlein
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miércoles, 7 de octubre de 2009

Los hombres mágicos de la calle de la piruleta



Blues Magoos - Psychedelic Lollipop (1966)

Vaya por delante empezar con unos cuantos tópicos: Las toallas portuguesas ya no secan como antes, todos los franceses vuelcan camiones de fresas, todas las fábricas de zapatillas están en Toledo, el Bronx es un lugar peligroso, la gente en España va vestida como Curro Jiménez (trabuco no incluido)... Quizás la que concierne al Bronx ha sido desmitificada por unos cuantos programas del tipo “(ponga aquí el gentilicio de su ciudad) por el mundo”, pero a principios de los sesenta es posible que algo de razón tenga tan exagerada afirmación, me explico: Por esos barrios ya de por sí abundaba gente de esa que se te cuela en la panadería o a la que te despistas te quita el radiocasete del coche, si a esto le sumamos una buena cantidad de inmigración, excesivo paro y dejadez de los servicios públicos de la zona, se puede afirmar que la tasa de criminalidad en el vecindario no iba para bien (son cosas que pasan dirán algunos). Este panorama es el de 1964 en Nueva York, y ahí se forman los Bloos Magoos, un grupo cuyo nombre hace menos gracia cuanto más lo escuchas, pero cuyo sonido puede llevarte a un mundo mucho mejor.

En un principio el paquete de Malboro de la foto no iba a tener tanto protagonismo, pero a falta de vender discos cualquier reclamo es bienvenido




Un quinteto que como en todos los inicios de cualquier banda tiene que echar a alguno de sus miembros para que la cosa funcione (aunque eso no es lo que suelen pensar los que se van al paro, que se lo pregunten a Pete Best); normalmente es el batería, y mira por donde aquí se cumple: a John Finnegan le dicen que le sustituye Geoff Daking, y Mike Sposito entra como nuevo guitarrista. Aunque realmente los capos del grupo son los que se mantienen, y ahí siguen el vocalista y teclista Ralph Scala, un guitarrista de diecisiete años a falta de aprobar la química de bachillerato, Emil “Peppi” Thielhem; y el bajista Ronnie Gilbert. Cinco chavales bien arreglados, con finas corbatas, pantalones planchados con la raya al medio y el corte de pelo que popularizaba Brian Jones; pronto empezarían a dejar con cara de asombrosa pasmosidad a todos los presentes que se animaban a asistir a alguno de sus lisérgicos conciertos.

El fondo fue proporcionado por Pinturas Recio S.L., empresa a la cual afectó de forma notable la crisis y una falta sustancial de colores en su catálogo (les aseguro que era blanco y negro, no lo vi con mis propios ojos)


El grupo comienza a ser muy conocido por los antros nocturnos de otro barrio de aupa, ahora conocido como el barrio de ambiente y negocios derivados, el Greenwich Village, en donde empiezan a llamar la atención de discográficas gracias a su sucio sonido garagero mezclado con la creciente psicodelia que tanto se llevaba en esos días. Gracias a un buen consejo el grupo cambia de nombre por el de Blues Magoos y graban su primer single para la neoyorkina compañía Mercury Records: “(We Ain´t Got) Nothing Yet”, ahora convertida en un clásico del garage gracias a su reconocible riff de guitarra, en su momento gozó de gran popularidad en el país que inventó la comida dentro de un ataúd de porexpan, alcanzando el número cinco en ventas. Dicho single se convirtió en preludio de este primer largo, que posee algunas canciones realmente estupendas: a la ya citada “Nothing Yet” se le sumaban orgias psicodélicas pre Velvet como “Tobacco Road” (versión de los imprescindibles Nashville Teens) o “Love Seems Doomed” (El lector observador que vea sus iniciales ya sabrá por donde van los tiros); en algunas como “Queen Of My Nights” el trabajo de Scala en el teclado hace que uno se derrita; el guiño bluesero de “Worried Life Blues” es del todo recomendable, y la versión del “I´ll Go Crazy” de James Brown tendría que ser obligada en la entrada del dentista para disfrutarla más si cabe después del chute de la anestesia.

Por si alguien se lo preguntaba, el disco pasó absolutamente desapercibido para las grandes masas, pese a los esfuerzos del texto de la contraportada que les cita como el grupo más excitante de los últimos años, el que marcaría el camino de los siguientes, el camino de los siguientes de los próximos, etc.; y vaya, en parte acertaron, con motivos es esencial en el garage psicodélico, pero tuvieron tanta suerte como los dos euros por semana que pierdo en el Euromillón (ni una estrella acierto). Por si faltaba algo para convertirlo en un clásico es la estupenda portada con piruletas incluidas, camisa de lunares, y un fondo multicoloreado que hará delicias de los compradores compulsivos de lápices de colores. La psicodeliaaaa va a lleeeeegarrrrrr (perdonen, Fernando Arrabal ronda por mi cabeza).

servidor: megaupload. contraseña: peluquin

>>>Pincha y Rescata la camisa de lunares<<<




Leer toda la historia y tal…