miércoles, 23 de marzo de 2011

Esos encantadores australianos (2ª): DM3


DM3 - Road To Rome (1996)


El grupo que para cualquier motor buscador de internet te relaciona con el sistema internacional de medida es sin embargo el enésimo, y no por tanto aburrido, proyecto del peluquín más famoso de Australia tras la reina Isabel II (que es británica), Dom Mariani. El personaje musical más inquieto que se recuerda desde que Juan Antonio Pizzi decidiera pasar por cuantos clubes de fútbol son conocidos, es un vitamínico ejercicio de canciones sobresalientes, con powerpop a raudales y una pieza vinílica muy codiciada que puedes comprar fácilmente en ebay si dispones del presupuesto de defensa de algún país de centro América (por poner una exageración al uso).


Dom Mariani, un genio en la canción y con una tarima flotante divina.


Road To Rome supone el segundo disco de la alianza entre Mariani, Toni Italiano y Pascal Bartolone, tras el también recomendable One Times Two Times Three Red Light. Doce canciones que confirman a Mariani en dos aspectos: que su habilidad para escribir canciones de powerpop no tiene parangón, y que comparando, nos hemos dado cuenta de que los discos de Bruce Willis no eran tan buenos como pensábamos.

Abre el disco “Can´t Get What You Want”, indispensable pieza adrenalítica que puede conseguir perfectamente que el resto de discos de su estantería sean apartados para dejar un solo hueco para Road To Rome. Sigue con “Please Don´t Lie”, canción con toque acústica pero de final enérgico. “Speed Freak” es una de mis favoritas, como no podría ser de otra manera con un tema con ese título e inundada de guitarras. “Second Floor” es un estupendo hit (siempre quise decir hit alguna vez). “I Thought That You Were Foolin'” puede provocar el ponerse cachondo con ese pausado pop. “Dead Stars” es otra obra cumbre, con un sutil teclado que hará las delicias de hasta el más reticente al powerpop. “Soultop” comienza el fin del disco y uno ya alcanza el climax. “TV Sound”, un cierre del disco optimista y una forma triunfal de terminarlo. Todos los caminos no sé si conducirán a Roma, pero este disco conduce al cielo.


Amplia sonrisa, tres tipos, si no son los DM3 me ha vuelto a engañar el sistema de escritura por teclado


Un acierto más que se llevarse a las orejas. No duden en comprarlo a buen precio, aunque si realmente ya han participado en las pocas subastas que lo ofrecen en el ebay sabrán que inocentemente se pone una cantidad monetaria muy razonable, y que cuando vuelves con ilusión para comprobar si has sido afortunado no te queda más remedio que ciscarte en la peluca del tal j***k (508), que al parecer le sobran cincuenta eurillos más que a ti para encargar un disco.

Tras esta muestra de rencor del que suscribe, disfruten el disco, por vez primera en garajeland, robado. Sí, robado. Ahora nos dedicamos a la extorsión de las casas discográficas contando historias aburridísimas que no conducen a ninguna parte. Pero llevamos antifaz no se crean.


$$$Pincha & Please Don´t Lie$$$

$$$Y no se pierda la primera entrega de la trilogía con The Someloves$$$


Dom Mariani con DM3 estarán de gira estos días por toda la península. Esta noche en Coruña, en la sala Mardigras. El 24 de Marzo en Madrid, por la sala El Sol. El 25 de Marzo de Hondarribia, sala Psilocybe. 26 de Marzo en tierras murcianas por la sala 12&Medio. Y cerrarán visita el Domingo 27 en la sala Wah Wah valenciana. No se los pierdan, los precios son más que razonables.


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sábado, 19 de marzo de 2011

Esos encantadores australianos (1ª): The Someloves


The Someloves - Something Or Other (1989)


Los que siguen desde hace tiempo las disertaciones de este bloc tan vago, ya conocerán de sobra nuestra pasión por los Stems de Dom Mariani (al que aun no hemos exprimido lo suficiente), por el pop australiano en general, y por las australianas en particular. País y género musical que alcanzaron un punto álgido con la unión del susodicho peluquín de Dom Mariani y el pálido, pero mente y guitarra preclara, de Darryl Mather, en un grupo de producción tan escasa como imprescindible: The Someloves. Si nuestros más cálidos seguidores esperan nuestro lado más sucio y sórdido pueden esperar a que Don Verléin luzca su nueva cartera con cadena, o a que el señor de los numeritos vuelva a ponerse unos pantalones de cuero, y mientras lanzarnos un fuerte abucheo. ¡Buuuuuuuuuuarns!. Las próximas semanas el pop australiano se hará dueño de estas páginas. No descarten que alguno de ustedes pida doble nacionalidad hispano-australiana, nosotros ya hemos solicitado asilo político en Sidney, nueva patria querida.


La única foto oficial del grupo ha sido rescatada de la orla de Escuela de Buenas Domingas, protagonizada por el mejor grupo pop de siempre (y Cori Mateus)



Como ya comentaba, Someloves nace de la unión de Mariani, aún en los Stems de Perth, con un Darryl Mather que había militado en los Lime Spiders de Sidney. Lo que viene a decir, que es la unión de un grupo que fusionaba como nadie la energía del garage con el pop de briosas guitarras y otro que brillaba en el rock y que viraba hacía el Rock duro, motivando seguramente la marcha de un pájaro con tanta sensibilidad como Darryl Mather. Admirados mutuamente por sus respectivos grupos, y fascinados por otros como los Real Kids (de una de sus canciones toman el nombre de la banda) sería natural que esa unión fomentara unas tonadas dentro de los límites musicales que manejaban. Errata. El resultado es indudablemente de un pop de quilates, con sonido de guitarras cristalino y contemporáneo, y un indudable espíritu por las melodías de voces comparables a los cuatro de Liverpool, los niños de San Ildefonso y a alguno que haya sufrido a Brian Wilson en el estudio.

Tras la publicación de un single que todo el mundo debería escuchar como “It´s My Time”/”Don´t Talk About Us” (o incluso comprar si le sobra alguna decena de euros) graban su primer, y la postre de frambuesa único álbum, este Something Or Other, bajo la supervisión de un tipejo bastante espabilado en la producción popera como Mitch Easter. Un tratado de canciones de esas casi perfectas, del las que te reconfortan hasta el punto de querer mirar por la ventana con cara de buena persona, aunando el oficio que tienen los australianos para los grupos musicales y para los camiones de veintitrés ejes, con melodías de grupos muy recurrentes en este bloc: Beatles, Badfinger, Big Star, Easybeats y un largo etcétera.



The Someloves. Poca suerte con los buscadores de imágenes. Pero todo el mundo se abraza, incluso una chica y un rinoceronte.



Hay quién diría que lo que hacen estos dos canallas es powerpop. Que cada cual elija la etiqueta que más le guste, pero que siempre se ponga una rebequita si sale de noche, que luego refresca. Hay que escuchar “Melt”, quizás “sólo” un buen inicio; “Back On Side With You”, canción de suaves armonías vocales, perfectas y pulcras guitarras; “Know You Now”, un potencial single que podría ser puesto hasta la extenuación sin llegar a caer en el empacho; “Sunshine Glove” que es como me imagino que sería sentarse en el sillón más reconfortante del mundo. Canciones de dos artesanos musicales repletas de momentos perfectos, que no envejecen, y que incluso el paso del tiempo hace que cada vez suenen mejor.

Una lástima que tras sólo un álbum el grupo se fuera al traste. Darryl Mather no quería salir de gira porque éste se trataba de un grupo exclusivamente de estudio (hay quien especula con que Someloves no han tocado en directo ni el “tres hojitas madre”), Dom Mariani quería ir de viaje con la guitarra, y el sello al que pertenecen, Mushroom, dice que sin gira no les dan pasta para el siguiente álbum, y sin pasta para el siguiente disco ya no hay más Someloves para evitar que el tándem Mariani/Mather acabe como Pimpinela. Alguien podría pensar que tras la separación musical de sus protagonistas, todo acabaría en proyectos de poca alcurnia y linaje. Ni de coña.

Seguramente, los Someloves sean uno de los mejores grupos pop del Suroeste de Australia, posiblemente de las mejores melodías que han salido de las antípodas, quizás uno de los mejores discos que se han hecho en la historia, y no sigo por ese camino que me puede el sentimiento. Esto sólo son las instrucciones en tres capítulos, necesarias para pedir asilo político australiano, sólo con el primero no dudaría en hacerlo, pero quizás haya quien necesite dos más. Todo a su tiempo.


Servidor: Megaupload. Contraseña: peluquin
$$$Pincha & Other Happy Ending$$$


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lunes, 14 de marzo de 2011

Fábula musical e inverosímil

Bono y los pies de A. Lincoln

Bono andaba meditabundo. ¿Habría perdido su encanto personal? ¿Sería el momento de hacerse mayor y dejar de ponerse la ropa de sus hijos? Le asaltaban serias dudas sobre un buen puñado de cuestiones, incluido si es mejor poner en la cocina una placa eléctrica o una de gas. Hasta el calvo con gorro de su grupo le había perdido el respeto organizando un evento benéfico sin avisarle. Eran momentos duros de verdad para él.

Necesitaba despejar la cabeza, una respuesta trascendental a sus problemas. Y qué mejor que tomar una Beamish con unas croquetas en ese bar, sito en calle estrecha y de fuerte pendiente donde entras oliendo a fritanga y sales apestando a Febreze. Caminando hacia el mismo, con la cabeza gacha topó con unos pies, miró hacia arriba para comprobar la identidad del sujeto y comprobó que sólo eran unos pies. Pero eran los pies de A. Lincoln.

Los pies de A. Lincoln parecían serios, Bono le dio las buenas tardes para romper el hielo. “¿No le sorprende estar hablando con unos pies?” espetó el calzado de A. Lincoln. “Impone un poco el hablar con dos. Una vez hablé con un pie de Enrique VIII. Pero no es lo mismo”. El semblante serio del cordón izquierdo de A. Lincoln se tornó en una furiosa expresión de desaprobación. “¿Y usted cree que un personaje semejante hubiera sido capaz de liberar a los esclavos mediante una proclamación de Emancipación?”. “No, pero le pintaron unos cuadros muy bonitos. A lienzo grande y todo” respondió Bono no sin incredulidad.

A. Lincoln seguía algo tosco con Bono: “Ustedes los jóvenes se piensan que lo de Gettysburg fue cuestión de dos minutos”. Bono empezaba a cansarse de la fangosa conversación con A. Lincoln y así se lo hizo saber: “Verá, no creo que pueda darme un consejo ante mi estado de aflicción, yo soy muy de la Iglesia Católica y del Logroñés, y usted es muy controvertido con esos temas, muy sputnik”. “Bien” le espetó A. Lincoln “Le ofreceré las palabras que merece: Tiene que mentalizarse, ese cuerpo, tener carisma, quererte tu mismo a quererte tu mucho, quererte al que tienes a tu lado, y todo sale de verdad de deporte”. “Creo que voy a tomarme las croquetas” sentenció Bono.
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